El mundo perdido

Finales abril 2014

Una brava mujer europea y yo habíamos llegado al mundo perdido.
Intercambiamos monosílabos y exclamaciones mientras avanzábamos despacio, pidiendo permiso con cada paso, no sólo al frente sino también bajo nuestros pies; había vida extraña por todas partes… y a la vez por ningún sitio.

Definitivamente, no es fácil describir Roraima.

Grandes peñascos negros se manifestaban a los lados, dejando pasillos por donde pasar, cruzándonos con una nube que se filtra por ellos y, según avanza, cambiando su densidad a más blanco y no ver a tres pasos, o a más abierto y ver a treinta.

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El primer organismo vivo que me llama la atención (pocos pueden sobrevivir en este ambiente hostil) es una ranita frágil y negra, diminuta, que es la protagonista de este lugar… Antigua y siempre aquí (200 millones años) es una forma de melanismo para protegerse del sol y mimetizarse, pues no salta: se arrastra.

Perdí a esa mujer. El instinto me llevó a otro lado, buscando mis primera vistas desde la cima. Era imposible: las nubes pasaban rápido a través de uno, cerrando y ampliando el círculo de visión alrededor en pequeñas distancias. Las nubes, definitivamente, tienen prisa.
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3 días de camino

Final de abril 2014

Mi guía se había emborrachado la noche antes de nuestra salida prevista, que era a las 7am. Lo admitió como un hombre y le perdoné al instante, aún sabiendo que, en ése día al menos, iría el más por detrás de mí que yo de él.

Unas motos nos acercaron a Paraitepui, punto de salida donde acaban las carreteras. Allí conseguimos una cocina de gasolina, y repartimos la carga mientras esperábamos a que parase de llover. Recuerdo vegetales, arroz, alguna lata, huevos, pan, sandwiches, café, avena, azúcar y sal, dos pollos congelados y sobres de refresco instantáneo. Una tienda de campaña y ropa envuelta en plástico por si el desastre: sin ropa seca las noches allí serían imposibles. Sin más, empezamos a caminar en silencio. Nos esperaban tres días de caminar sin parar, el tercero el más abrupto, por la pared del tepuy: un ascenso total de unos 1800 metros en 25 kilómetros, hasta los 2723m del Roraima. El punto más alto de todo Canaima.

Como la ruta estaba bien definida, pude caminar a mi ritmo sin problemas, fue una jornada bastante plana y sencilla, motivada por espontáneos acercamientos o cambios de ángulo a Roraima y su tepuy hermano, el Kukenán. Roraima estaba cubierto de nubes que sólo dejaban ver sus faldas, con una caída de agua bien fuerte que hablaba de fuertes lluvias en la cima.

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Hoy mismo

Hoy es el primer día de mi vida que he visto una tela de araña diseñada en forma de nave, de bola, de balón ahuevado, hueca. Estaba suspendida por múltiples cables fuertes en todas las direcciones, sin duda como el acero para unas abejas extrañas que colocaban sus nidos en ellos.

No encontré a la araña, quería felicitarla: por el diseño y por la hospitalidad.

Después perdí la cuenta de las niñas de hasta 6 años que cargaban con sus hermanos (esta vez no eran sus hijos), de la mitad de su tamaño, por el poblado de Jutaí, donde por fin he visto caras completamente indígenas en el Amazonas. Tenían una increíble capacidad para arquear la cadera y dejar el peso de sus cargas en ella. Una estaba en la puerta de su casa viendo el chavo del ocho de reojo; otra caminaba a oscuras por la calle con una cara de mujer de 40 años que mejor ni recordarla. Otra, bajaba a un embarcadero con todos sus hermanos.

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Hoy es el primer día de mi vida que he oído un sapo que suena exactamente como Mario Bros saltando en SuperMarioWorld para Supernes. Que estuve un rato buscando al chavalillo de turno por la casa, para echarme unos vicios con él, hasta que me sacaron de mi equivocación.

Hoy he visto cosas.

Canaima y la oveja negra

Abril 2014

Dejé atrás aquel pequeño Cessna que se había posado en Canaima.

Canaima es una tierra de dinosaurios. Que las carreteras no lleguen hasta allí hace que tampoco llegue la corrupción sobre ruedas, el alcohol, el consumo, la peste. Y el lugar lo merece: está como debió estar hace millones de años, un paisaje único. Caminé y me encontré en una pequeña aldea indígena en el borde de un lago misterioso. Sus habitantes viven en casas rudimentarias y mantienen sus costumbres. Tienen una adorable conexión con la vida que les rodea, todas las decoraciones son de motivos naturales: cascadas, selva, mujeres preciosas semidesnudas y con rasgos amazónicos representando la maternidad y una comunión con la naturaleza.

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Volar

Abril 2014

Fue tan sólo hace unos 80 años.

Jimmie Ángel se puso en contacto con unos exploradores españoles para sobrevolar un hallazgo que se atribuye unas veces al siglo XVI, por parte de España, y otras al XX. Lo que está claro es que hasta hace dos días, sólo los indígenas disfrutaban del lugar más espectacular del mundo para muchos: la Gran Sabana de Venezuela, sus Tepuys y el famoso salto del Ángel.

Los Tepuys (monte en Pemón, lengua indígena local) son montañas inmensas y aisladas que terminan con abruptas paredes verticales que parecen haber sido empujadas desde abajo por alguna fuerza brutal. Son las formaciones expuestas más antiguas del planeta, su origen data del Precámbrico (violentos choques de placas), y a lo largo de la historia, la meseta entre la frontera norte del río Amazonas y el Orinoco se erosionó, formando estos tepuyes. El aislamiento y las condiciones únicas de sus cimas hacen que sean lugares literalmente ‘de otro mundo’.

El cabezón de Jimmie Ángel, estadounidense, puede estar contento: el salto de agua más grande del mundo, con casi un kilómetro de altura, cayendo al vacío desde el majestuoso Auyantepuy, lleva su nombre. El Salto del Ángel no se llama así por otra cosa, por decepcionante que parezca. Jimmie quería llegar al salto y aterrizar en lo alto del Auyantepuy, y lo consiguió, incrustándose con un aparatoso accidente en la cima, que no dejó víctimas pero necesitó un rescate y ocasionó que las noticias dieran el nombre de un pesao a una de las proezas mas brutitas de la pachamama, Natura.

En el aeropuerto de Ciudad Bolívar, peleando con gente para buscar la manera más barata y afortunada de llegar a semejante lugar, me encuentro la avioneta de Jimmie, como homenaje, lo que me motiva aun más.


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LFO’s y motores

Sete Maio 2014 (ahora)

En 2ª persona? A ver qué pasa.

Cierras los ojos.
Es la primera vez en mucho tiempo, ha sido un día largo. Conectas contigo mediante una profunda respiración consciente. Estás cómodo, la hamaca se porta bien, el viento te mantiene fresco, el sueño entra moderadamente. El frescor en la boca, de haberte lavado los dientes, es otro indicador a tu cuerpo de que ya puede aflojar la tensión y la pestaña, como los perros de Paulov cuando salivan. Los párpados hacen contacto lentamente con la pestaña inferior, placer, pero empiezan a descargar más y más peso sobre ella, más placer, como una persiana que bajamos hasta la última línea de agujeros cuando sabemos que no queremos luz de amanecer.
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La hacienda cafetera

Me apetece mucho encontrar en Colombia un buen costal de café y meter la mano hasta el codo. Y olerlo.

Cerca de Armenia, hay una hacienda cafetera idílica para adentrarse en el café y degustar uno hecho al momento con todo lujo de detalles, entre unas montañas bajas y en un lugar soleado.

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Cuando llegamos nos encontramos a un burro de carga con una linda muchacha, que nos contó que el burro ha sido siempre el encargado de cargar con los costales de café hasta que llegó el famoso jeep willys.

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Los jeeps willys

Los jeeps willys


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