El comienzo de algo

Bueno.

Pues aquí estoy, en México. Las primeras sensaciones son buenas, como las imaginaba. Después del golpe de calor que recibí a la llegada, que me costó 2 dias de adaptación (bueno, a mi cuerpo), todo son novedades: gente nueva, costumbres nuevas, comida nueva, playas nuevas, actividades nuevas. Mola. México mola mucho, y Playa también. Mucha gente distinta de todas partes, y mucho respeto entre todas las capas, entre locales y foráneos, muy buena onda.

Tantas novedades mantienen a uno embelesado, pero sigue siendo el comienzo y uno recuerda en algunos momentos, sin querer casi, el antes y el después de la partida. Es curioso cómo antes de salir de mi casa, todo lo que hacía era lo último: el último apagado del ordenador, la última lavada de dientes, el último café. Y en el preciso momento de salir por la puerta, todo es lo primero: el primer tren, el primer botellín de agua, el primer personaje que conoces. Recuerdo ser completamente consciente de ésto y pensarlo, por dentro.

También fue importante el momento en que desperté en el avión, después de la primera siesta en mi viaje. Quedaban dos horas para aterrizar en el nuevo mundo y algo había cambiado ya. Hasta entonces todo era aún relativo al antes, al pasado, a España… Después ya era el futuro. Me sentía otro hombre!

La última noche en España me quedé hasta tarde con mi abuela, mi única gran abuela, viendo una película, cosa que nos encanta a los dos. Fue genial, había peso también en esos momentos. Ahora es un recuerdo muuuyyy valioso, nunca se sabe que puede pasar con los abuelos.

Son todo nostalgias variopintas, pero no son como otras nostalgias anteriores; ésta vez no duelen tanto porque me sé haciendo lo correcto: todo es y era necesario. Se nota que es el comienzo de algo.

Hasta el momento he disfrutado de estar con la gente correcta, de probar cosas nuevas como el yoga, hacer más caso a mi cuerpo, controlar mi mente y saber separarla de mí. No he fumado nada desde que aterricé. El Caribe es como curativo. Hago ejercicio, me siento sano, estoy moreno. Prometo que llegué verde. Nunca lo habría notado en España, pero cuando me recibieron, me dijeron ‘estás verde‘. Miré mi brazo y era completamente cierto, me asusté. Ayer alguien me dijo ‘You’re not green anymore‘: Ya no eres verde. Me gustó!

Definitivamente, es el comienzo de algo. Ya no soy verde.

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