Free travelers awards

Una sorpresita maja es que me han galardonado con el ‘free travelers award’, un premio otorgado a viajeros del mundo con grandes hazañas, objetivos o proyectos curiosos a sus espaldas… o en curso.

Los premiados estaremos en Milán del 6 al 8 de Abril en el Museo Nazionale Scienza e Tecnologia «Leonardo da Vinci». Muestras, vídeos, fotos, entrevistas, presentaciones, tabla redonda y encuentros con el público.

Normalmente el festival es en Dubai (Dubai Travelers Festival) pero este año se celebrará en Milán (freetravelersawards.com). Contaremos con la presencia del fundador, Awad Mohammed Bin Mejren.

Parece que habrá registro en vídeo de conferencias etc. para los que no puedan asistir, así que a ver su facebook o instagram:
https://www.facebook.com/freetravelersawards/
https://www.instagram.com/freetravelersawards/

Espero estar a la altura de semejantes personajes!!

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Everest – Chola Pass – Dragnag

1 Octubre 2016

Es ese olor a caca de Yak fundiéndose en las estufas de los poblados el que caracteriza estas alturas de Solukhumbu: no existen otros materiales, literamente, para combustionar. Atrás quedaron el arbusto y el árbol, y con ellos, los depósitos de madera que se veían junto a algunas casas. No es un olor agradable, pero sentirlo significa acercamiento a humanidad, calor, té y calentamiento de pies y manos. Además, por encima de los 4000 metros y sin vegetación escandalosa predomina la ladera lisa de hierba dura y cortita, que facilita mi acampada allá donde no hay una excesiva inclinación, y me deja ver las vistas incomparables al menos en las primeras horas del día, sin nubes.

Esta hierba, que tiene raíces profundas como muelas en la tierra, la corto como pastel en cuadrados con el cuchillo y la extraigo para usarla como estropajo al fregar sin jabón: ambos lados son perfectos para este fin, como los del vileda. La hierba superior se lleva las morceñas y la arena inferior barrosa acaba con la grasa. Me vienen, con los estropajos y los paisajes, reminiscencias de lugares remotos, Perú o Tasmania, donde hacía lo mismo… además de pasar frío.

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Dungla – Everest

Cerca del campamento de Dungla acaba el glaciar Khumbu, la gigantesca lengua de hielo que viene directa del valle congelado que se forma entre el Everest, el Lhotse y el Nuptse. Su final se deshace en un río alegre que se ha de cruzar para empezar a ascender hasta enfilarse junto al glaciar, sobre su margen derecha, por la que se camina ya hasta el mismo campamento base. Hay un famoso memorial en el camino con inscripciones en tibetano e inglés y los restos de varios expedicionarios que perecieron en su intento de subir o volver del summit.

Caminar los siguientes dos días junto a aquel glaciar tuvo la comodidad de que la pendiente general no era muy inclinada y se acababan los interminables ascensos entre jadeos, aunque el terreno sí era abrupto y lleno de irregularidades. Presentía que a mi derecha, por el vacío que había en las vistas, se extendía algo inmenso, y no tardé en encaramarme al borde del precipicio que forma el glaciar al excavar tras tantos milenios su propio surco. Un río de hielo gigantesco que cava tan hondo que se cubre de rocas, tierra y ocasionales lagunas, dando la impresión de que no hay tanto hielo … a la vista. El tiempo nunca nos acompañó y el frío y las nubes cubrían todo lo que alcanzábamos a ver, convirtiendo los momentos de visibilidad en alegrías efímeras.


La belleza de esta etapa

La belleza de esta etapa


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