La naturaleza, todo, está en estado de cambio
aunque todo parezca sólido.
Cada segundo, todo es diferente,
aunque nuestro ojo no se entere.
Fluir con la vida en su río.
No agarrarse a las ramas de las orillas,
a las cosas no cambiantes,
a lo que desaparece o se queda atrás,
no querer que algo permanezca,
porque todo cambia y lo inteligente es cambiar con todo,
y no sufrir por las cosas que se dejan o quedan atrás.
Tratar de asirse al ‘cómo era’ crea decepción y sufrimiento.
El pasado duele, pues jamás regresa.
Tratar de asirse a planes y proyectos crea decepción y sufrimiento.
El futuro duele, pues rara vez ocurre según lo imaginado.
Si intimo con la incertidumbre que queda,
brota la libertad.
Estar simplemente centrado en el presente, cambiante,
significa estar despierto,
y estar despierto,
vivir.