Una ducha de un kilómetro de altura

Abril 2014

Era tarde, pero aún teniamos luz para observar, recién llegados al campamento base, la caída de agua más larga del mundo.

A orillas del río Churum, aún queda una buena caminata por la jungla hasta llegar al mirador donde los turistas tienen media hora para tomar fotos como chinos y salir pitando. Pero se ve claramente desde aquí que el escaso agua que salta en este momento tarda mucho en caer, y que en su caída, la vista se pierde, pues se convierte en polvo, en lluvia: es demasiada caída libre.

1-P10207171-P1020716
Sigue leyendo

Canaima y la oveja negra

Abril 2014

Dejé atrás aquel pequeño Cessna que se había posado en Canaima.

Canaima es una tierra de dinosaurios. Que las carreteras no lleguen hasta allí hace que tampoco llegue la corrupción sobre ruedas, el alcohol, el consumo, la peste. Y el lugar lo merece: está como debió estar hace millones de años, un paisaje único. Caminé y me encontré en una pequeña aldea indígena en el borde de un lago misterioso. Sus habitantes viven en casas rudimentarias y mantienen sus costumbres. Tienen una adorable conexión con la vida que les rodea, todas las decoraciones son de motivos naturales: cascadas, selva, mujeres preciosas semidesnudas y con rasgos amazónicos representando la maternidad y una comunión con la naturaleza.

1-P1020450
Sigue leyendo

Un libro apropiado

Hay un libro -Perdido en el Amazonas- de un colombiano que se perdió en el Amazonas cuando contactó con una tribu indígena, aparentemente caníbal (las hay, las hay). Su hermano cuenta la historia de su búsqueda, y detalla muchas cosas de Colombia, vocablos, expresiones, leyendas y lugares, lo que lo hacen recomendable.

La verdad es que el libro no tiene rival si uno se encuentra en Colombia, viajando con camioneros laaargas y polvorientas horas por los Llanos, de camino al Amazonas.

Por si gustan.

1-P1020254

Escondidos en el Darién

4 febrero 2014

Así que nos conformaríamos con unas noches en medio de la jungla del Darién, a unas horas de camino de Yaviza hacia el sur. Cuando intentamos bajar en lancha, el Senafront nos puso literalmente la pierna encima y nos denegó. Empezamos a arrepentirnos de haber hablado con ellos. Nos quedaba ratear sin que nos vieran para coger una lancha, o serpientear al otro lado del puente y caminar sin ser vistos, aunque ellos decían que patrullaban la zona. Me ha pasado varias veces esto, cuando ya tienes un no y te pillan es peor, cuando no tienes el no, puedes decir ‘ah, mire, no sabía’.

Escogimos la opción de caminar por un sendero que bajaba al sur, al otro lado del puente… La adrenalina de no ser vistos por los militares y no cruzarnos con locales malignos hizo que camináramos como prófugos, al salir del pueblo, de esquina a esquina, agachándonos en ocasiones cómicamente, y en jungla, caminando rapidísimo en silencio sin hablar y vigilando todos los puntos anteriores y posteriores del camino. Nuestras mochilas pesaban, con muchos litros de agua cada uno y víveres para 3 días.

Nuestro sendero hacia lo desconocido.

Nuestro sendero hacia lo desconocido.


Sigue leyendo

El agujero de América

3 febrero 2014

Es el momento de enfrentarse a Sudamérica. De las opciones que tenemos para llegar a Colombia, la de cruzar el Darién a pie es un gran reto y la más motivante. Pero debido a su seriedad y riesgo, queremos hacer un buen estudio antes de lanzarnos a la jungla. Brandon el americano, Scott el australiano y yo (tres barbas que se han encontrado en el camino y han hecho gran amistad) estamos dispuestos a arriesgarnos, pero queremos hacer una incursión previa en la zona, hablar con locales, preguntar a las fuerzas militares… contemplar las posibilidades reales, encontrar un SI o un NO. Y, de paso, probar; acampar en este tapón del continente americano que nadie cruza; perdernos en la jungla más temida del mundo sin dejar rastros que pudieran llevar a bandidos hasta nuestro paradero, catar unas noches el vacío del mismísimo Darién, y sus misterios.
Sigue leyendo

31 de diciembre.txt

Finales de diciembre. Averigüé por Nacho el lugar, y cuando llegaba, estaba ilusionado por poder entrar en contacto con esta gente y compartir con ellos unos dias tan especiales. Caminé despacio fuera de este pueblo costarricense, siguiendo las indicaciones de los residentes, y aunque algo nervioso e indeciso por haber dejado descartadas otras opciones atractivas para empezar el año, como la familia del Jungle Hostel, algo me decía que había tomado la decisión correcta, porque las cosas habían pasado sin llamarlas: Nacho me habló justo en el momento perfecto, con la dirección, y él me proponía ir.

Dos furgonetas hippies con llamativos colores y pintadas yacen a un lado del camino paradas por mucho tiempo. Un cartel pintado a mano sobre madera junto a un sendero de salida me confirma que he llegado; Como en toda rainbow, dice alegremente con colores de arco iris: ‘Bienvenido a casa’.

1507660_10152602994608298_1175114113_n
Sigue leyendo

Rainbow, una familia nómada

Sigo avanzando por Costa Rica.
Ha sido fácil dejar que el viaje fluyese, tomarme un descanso de fotos y sonidos, no escribir tanto y estar más conectado con el camino; creo que fue lo más inteligente.

Aunque intentaba dejar ir, no pude evitar a veces evaluar otros daños del robo, como todos los sonidos grabados desde Honduras… mi librito… o los sonidos de Costa Rica y Panamá que no estoy guardando en mi proyecto, precisamente en este momento en que escucho uno interesante cada 100 pasos…

En definitiva, creo que lo mejor es aceptarlo como un mensaje para centrarme en el viaje y en todo lo que me puede enseñar. Al final cuanto menos se tiene más libre, ligero y tranquilo se viaja: mi mochila ha adelgazado mucho desde que empecé, al ir descubriendo lo verdaderamente necesario.

Aunque son muchas historias las que podría contar de Costa Rica y Panamá, quisiera guardar la de la última noche del gran 2013 y sus circunstancias.

300px-Rainbow_Gathering_welcome_home
Wikipedia pic
Sigue leyendo

24 de diciembre.txt

-Pues no hay sitio para entrar al parque-, dijo Kenneth muy tranquilo para la desesperación que significaba para mí la noticia, después de colgar el teléfono.

Estaba en Costa Rica, y Kenneth era uno de los componentes de la familia que llevaba el Jungle Hostel, un lugar donde estuve muchos días por acogerme como uno más desde el principio y por estar ubicado en la península de Osa, uno de los lugares con más biodiversidad que existen. Cabañas de bambú en la jungla, con mosquitero, sin luz ni internet, sólo un generador por las noches hasta que cenábamos y nos cubríamos de velas o leíamos. La banda lectora era ‘Mo’, de Lara Ríos, y era apropiada para el lugar en que estaba y el que iba a visitar.

La noticia de no poder entrar (por lleno) al parque nacional de Corcovado, joya de Costa Rica y contenedor del 5% de la biodiversidad del planeta, estropeaba mi plan de pasar el 24 de diciembre de esta historia perdido en la noche de semejante parque. Pude pelear una entrada de un día sin noche, y la conseguí en el último momento el día antes.
Evidentemente aquí ya sabemos todos que, aún sin permiso, yo no iba a salir del parque aquella noche.
Sigue leyendo