Bitácora pacífico, día 85
Llevo semanas esperando en Papeete, Tahití.
Recuerdo la primera noche, fuimos los tripulantes a un bar de la ciudad muy conocido. Bien urbanizada en el centro, moderna, tráfico, industria, Tahití es el centro de operaciones del pacífico para todos los barcos. He visto los mejores y más impresionantes barcos de mi vida en los muelles de Tahití. Yates privados enormes con avionetas, helicópteros. Veleros clásicos con brillo y barniz en cada centímetro de madera. Cervezas, comida, chicas monas, gente jóven, buena pinta, por primera vez en mucho tiempo. Pero era todo carísimo.
Me quedé a bordo tres noches y después me fui con Carine, la mejor couchsurfing host, donde pude quedarme semanas sin gastar en dormir. Me prestó un móvil viejo para recibir posibles llamadas de capitanes.
La vida pasa tranquilamente pero siempre está esa sensación de estar perdiendo el tiempo, de que no me puedo permitir el no hacer nada. Así que todos los días visito las marinas (Papeete, Taina, lejanas) y compruebo que mis anuncios siguen ahí y les falta algún otro número de teléfono… En Taina alguien quitaba siempre mi anuncio, creo que por competencia, y me cabreaba mucho. Socializaba en el bar de Taina, cada noche lleno de grumetes, capitanes, y tripulantes, hablaba con la gente en cada mesa, me sabía mi discurso en francés de memoria, preguntaba, dejaba mi email, mi número.
Me he reencontrado con la tripulación del primer barco, Zanzíbar, tuvimos nuestras risas, sabíamos que volveríamos a vernos! Me he reencontrado con la familia brasileña Schurmann, famosos por su programa de televisión, que intenté convencer para que me llevaran cuando buscaba veleros en Chile. Me he reencontrado con la pareja de belgas de Hiva Oa. Tahití es el hub.
El resto de la isla es, como todas, impresionante. EL sistema de nubes que gira en torno a ellas hace unos espectáculos de humedad, lluvias y luces en la puesta de sol que son deliciosos. Moorea es visible en el oeste, hermana, y crea más magia en las vistas oceánicas.
He ido tres veces a Teahupoo, a dedo, más allá del istmo de Tahití.
Quienes sean surferos saben que ésta es una de las olas más grandes del mundo, y corría en estos días un campeonato del mundo allí. Famosos surferos como Slater y muchos locales buenísimos daban el espectáculo.
No tuvieron mucha suerte con los vientos, periodos y altura de ola. Todos mirábamos las páginas de previsiones meteorológicas buscando el día en que las olas llegaran con los 6 metros famosos de Teahupoo, pero siempre que fui estaban a unos 2.5m.
Me encanta el mercado central, como siempre. Está cerca de la marina de Papeete y voy a veces temprano a hacer internet en un café y a observarlo con calma antes de comprar mis frutas. Los pescados de la zona son curiosos.
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Una mañana de éstas, mi teléfono sonó con un número extraño en la pantallita monocromo. Era un capitán italiano. Se llamaba Mario.