Días 54, 55, 56

Bitácora pacífico
01 Agosto 2015

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Dia 54

Finalmente navegando hacia Tahití, pero con paro total de viento. Calma chicha.

Los últimos días navegando han sido, sin embargo, bastante buenos. Hemos tenido vientos de través bajando hasta 150º AWA babor. Una noche entró de popa cerrada (180º) y abrimos la doble génova en mariposa, lo que no me gusta mucho porque flamea si el viento es flojo.

Hago turnos de noche y mediodía. La noche es maravillosa. Leo mientras timoneo con el pie para quitar horas de piloto automático y consumo eléctrico en la noche, en la que no hay carga eléctrica solar.

La luna se está llenando y baja a ponerse cuando se acaba mi turno, creando un reflejo anchísimo en el mar, por proa, que me facilita el timoneo (rumbo) muchísimo. La constelación que llamo ‘puerta de Tannhausser’ ya se ha ocultado a esas horas, y el ‘piragüista’ sigue ahí pero poco visible por la luna.

Puestas de sol ok, me pierdo amaneceres. No me gusta cocinar en este barco. Es incómodo y poco agradecido. Creo que jamás he dejado de decir ‘qué rico’ a la persona que ha cocinado y, error mío, busco el mismo cumplido.

Solo encuentro un hueco para escribir, no hay mucha paz o tiempo, al fin y al cabo.

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Día 55

Sin viento.
Es demasiado motor y hacemos 4.5 nudos de media. Podríamos quedarnos sin combustible si el viento no vuelve.
Tras levantarme hoy todos me miraban con una sonrisa pues no sabían cómo iba a reaccionar (yo soy el que tiene más prisa -qué idiota-).

Han decidido cambiar rumbo al archipiélago de Tuamotus. Específicamente Rangiroa, donde haremos diesel y pasaremos unos días incluyendo el cumpleaños de la mujer de a bordo. Unos 4 días, dicen. Jajaja. Sé que serán muchos más. Pero les he devuelto la sonrisa y dicho que me encanta el plan. Voy a relajarme y vivirlo. Tuamotus es uno de los paraísos más bellos de mundo, sin duda, aunque provocan miedo a capitanes sin experiencia por sus peligrosas entradas, corrientes y escasa profundidad.

La altura máxima en esta zona es de unos pocos metros, es decir, es un conjunto de arrecifes y arenas bajas donde aun así vive gente aisladamente.

Cambiado el rumbo hacia Rangiroa (SUR) el sol se pone por el costado de estribor y la luna sale por el de babor, muy exactamente a los lados. Es una de las mejores estampas que recuerdo en el océano. Cuando la luna se llena, sabemos todos, sale al ponerse el sol. Otra de esas coincidencias físicas y curiosas del universo.

El pacífico, sin nada de viento, está plano como un embalse. ¿Cómo puede ser?
Sin olas, solo ligeras ondulaciones lentas, sin acristalarse lo más mínimo. Hacemos 5 nudos a motor, y nuestras olas son las únicas perceptibles en la gran paz que transcurre. ¿Cómo es posible?

Puesta de sol increíble, colores y reflejos, salida de luna amarilla peor aún, casi llena, no sé a qué lado mirar.

La paz se ve interrumpida por el chivato de la caña de pescar, que tras tres días ha pillado un atún. Nos pilla por sorpresa y con la emoción nos hemos perdido el atardecer. Cullons.

Me he sentido raro porque creo haber matado al atún. No era enorme pero sí muy pesado. Al arponearlo para subirlo a bordo, vibrando con su aleta, todo se llenó de sangre. No valgo para esto. Edward lo ha fileteado tras ahogarlo en alcohol, pues no queríamos golpearlo.

Con la paz posterior he deseado más que nunca ser capitán de mi barco: quería tremendamente parar máquinas y pasar la noche a la deriva, en esa paz, sin olas, silencio, en el medio del pacífico. Nadar un rato, bañarnos, etc.

Pero el capitán no va a querer.

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Día 56

Atún a la sartén y otro tanto en carpaccio con limón y vinagre.
Mañana sashimi.
Yo haré un ceviche con lo que sobre.

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