Semuc Champey

17 octubre 2013

El lugar para pernoctar mientras visitábamos el mágico rincón fluvial de Semuc Champey fue el pueblo indígena de Lanquín; Una casa con techo de palapa exageradamente inclinado en mitad de un valle que estaba muy bien elegido. Amplias vistas al este y oeste, un río ligeramente rápido en lo más profundo que llenaba con su rumor las noches, y también con una neblina muy húmeda que a veces difuminaba la luna creando un paisaje dantesco Tim Burton. Y lomas verdes pinteadas a veces, de día, por unas finas lluvias que regalaron en una ocasión estampas tan ridículas como ésta:

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San José y los derrumbes

8 de septiembre

Nuestra siguiente parada (inconcebiblemente para mí, somos una muchedumbre compuesta por los tres entrañables australianos, dos americanos, una inglesa y yo) es un pueblo al sur de Oaxaca muy pacífico e idílico, y muy frío, que se llama San José del Pacífico. La policía no existe y las leyendas cuentan historias sobre la naturaleza y la comunión de las gentes con ella mediante ritos, limpiezas interiores, hierbas, terapias e incluso hongos mágicos.

San José de Pacífico

San José de Pacífico


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Bacalar

18 agosto: Decidí volver a Méjico.

La vuelta desde las islas por Belice y la escapada a Guatemala me hicieron perder la ruta sur del país y quería retomarla. Crucé Belice de nuevo, la mayor parte a dedo, y entré en Méjico por Chetumal, para encontrarme con unos amigos en Bacalar, un lugar que no quería irme sin ver.

La laguna de Bacalar es una enorme extensión de aguas poco profundas con arena blanca muy suave y un oleaje ligero de tonos azules, esta laguna es parte de un sistema lagunar de aproximadamente 55 kilómetros de largo que comunica a la Bahía de Chetumal por el Rio ondo. Su nombre proviene del maya Sian Ka’an Bakhalal. Sian Kaán se traduce como nacimiento del cielo y bak halal quiere decir «cercado o rodeado de carrizos». Entre los años 415 a 435 d.C, provenientes del sur, los mayas fundaron lo que hoy es Bacalar, permaneciendo en el lugar cerca de 60 años en su primer asentamiento.


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Flores desde un árbol

15 agosto

No podía abandonar el entorno de Petén sin visitar Flores, el campamento base para la mayoría de los turistas que visitan Tikal. Yo aún no me podía creer que la gente se quedara tan lejos y pagara tours de amanecer, teniendo el camping que yo utilicé, como opción.

Había que visitar Flores y merece la pena: es muy gracioso. Una isla enana en una esquina más del lago de Petén, más al sur que El Remate. Una pequeña superficie y un escaso diámetro. Una calle principal de un sentido la rodea por el borde, y de ahí para adentro, preciosas calles rurales empedradas y cuestas que van todas a dar a la plaza central, en lo más alto, con un modesto parquecito, una iglesia no tan modesta y una inesperada cancha de baloncesto donde juegan los locales, super bien además. Lo gracioso es que es un lugar un tantito de risa para que estos profesionales jueguen, porque cuando se va la pelota, pues en fin… que es que se va calle abajo, al agua.

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Tikal 3: día

Una vez pasados a modo de visita normal, está bien refrescar la memoria y meterle la cultura maya de improvisto para sentirlo mejor. Para ello, visiten primero éste nuevo post (atrasado) sobre mi visita a Chichén Itzá y los mayas.

También escribí sobre Valladolid.

Caminando por Tikal de día y sin la adrenalina de hacía unas horas, en la noche, me dió por caminar despacio y pasar largos ratos observando y pensando. Éso que tienen los templos de imaginártelos en su momento real, nuevecitos, y a las gentes haciendo vida de arriba a abajo. Imaginar a la gente en qué cama, imaginar cocinar con qué cacharros, imaginar fiestear con qué sustancias, imaginar, con esa indígena, qué polvete y dónde.

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Tikal 2: a mi manera

Pues verás.

A las 22.30 me desperté sobresaltado, con esa sensación de haberme dormido sin recoger o lavarme los dientes, mi cuerpo me decía que faltaba algo. Pero en realidad yo ya sabía lo que le faltaba a mi cuerpo, lo que me faltaba a mí.

Cuando digo que las piezas encajaban y mi cabeza empezaba a dar vueltas, quiero decir que una idea que hasta el momento conocía como imposible, empezaba a flotar en mi cabeza como posible. En realidad, ¿qué es imposible en esta vida?

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Tikal 1: el encuentro

A mi llegada a Guatemala desde Belice sólo había una palabra en mi cabeza: Tikal. Estaba demasiado cerca, ya lo sentía, es uno de los grandes pasteles de este viaje… a la altura de Machu-Pichu, el Salto del Ángel, el Amazonas o Iguazú.

Tikal reune misticismo y jungla densa, ruinas impresionantes y fauna salvaje. Leyendas infantiles en mi mente hechas realidad, respeto espiritual por los tan aclamados mayas, grandes películas o documentales que he visto por fin justificados. Éste complejo maya es el más famoso del mundo. Quizás sea por su ubicación y lo mágico de la visita y el entorno. Sin embargo hay opiniones y suelo oir que otros complejos están a su altura o lo superan (Kalakmul, Palenque). Lo cierto es que es una delicia de visita y requete-merece la pena venir.

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