Tikal 3: día

Una vez pasados a modo de visita normal, está bien refrescar la memoria y meterle la cultura maya de improvisto para sentirlo mejor. Para ello, visiten primero éste nuevo post (atrasado) sobre mi visita a Chichén Itzá y los mayas.

También escribí sobre Valladolid.

Caminando por Tikal de día y sin la adrenalina de hacía unas horas, en la noche, me dió por caminar despacio y pasar largos ratos observando y pensando. Éso que tienen los templos de imaginártelos en su momento real, nuevecitos, y a las gentes haciendo vida de arriba a abajo. Imaginar a la gente en qué cama, imaginar cocinar con qué cacharros, imaginar fiestear con qué sustancias, imaginar, con esa indígena, qué polvete y dónde.


Había lugares en que la naturaleza por sí sola se las arreglaba para dejar la mandíbula abiertita un ratito. De hecho aún no sé si estuve más impresionado por los templos mayas ó por la naturaleza. Los árboles decían tantas cosas que escuchar que no cabían nunca en mi cámara de fotos. Entre ellos, antiguas casas mayas que aún insinúan bien un par de salas.

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Mi reencuentro con el templo I me hace pararme un segundo a ver la magnitud de mis aventuras la noche anterior. Allí había estado, sin visibilidad por la niebla, postrado en aquella puerta que todo lo ha visto. El buen estado de conservación de los templos hace interesante el recorrer los escasos lugares interiores que ofrecen a fecha de hoy. Aún así, hay muchísimos de ellos aún enterrados en montañas de árboles y hojas que les han salido encima como venganza de la naturaleza a la masiva deforestación que los mayas llevaron a cabo. De hecho, en su momento, los templos no tenían NADA de jungla a su alrededor, pues los mayas utilizaron toda la madera para construir, como leña, y para calentar la cal con la que los pintaban de blanco. Qué feos.

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A veces, encontraba una de esas caras malignas con esa expresión de locura que me hace imaginar a los mayas muy loquitos y que se ponían tan ricos.

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El entorno sonoro era el siguiente, psicodélico y apropiado, con el caer de las gotas:

Y la naturaleza y los árboles, que no caben en mi cámara.

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El templo V me impresiona mucho por su tamaño incluso en la lejanía. Me imagino las cabezas rodantes y los cuerpos inertes de lo sacrificados rodando escaleras abajo, tal y como en aquella peli. Voy para allá.

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Lo rodeo por detrás y me doy cuenta de algo bastante intenso: el trabajo de sacarlos de vuelta a la luz. Son montañas muy verticales entre la jungla, estén desenterrados ó no. En este caso, por detrás, está aún algo cubierto de naturaleza, pero por delante está intacto. Me enteré allí mismo de que la intervención española de la AECID hace unos cuantos años hizo maravillas como traer este templo V a la luz. La mismísima reina Sofía había inaugurado la restauración de este templo con su presencia. Pobrecica, por cierto. Qué paciencia.

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Otras veces me encontraba fauna tan interesante como ésta araña, que lleva una máscara maya para dar más misticismo, si cabe.

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Y la naturaleza y los árboles.

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Algunos templos aparecían semi enterrados, como estos del mundo perdidooo, pero todos tenían a sus pies el famoso centro para los sacrificios. Con su drenaje de sangre. Me imaginaba una oveja elevándose hacia los cielos y pensando ‘Y dale con las ovejas, qué les habremos hecho!’

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Volvía a la fauna y redescubría la naturaleza a mi alrededor, como a estos compañeros que sostienen el rabo en vertical muy muuy tieso.

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Del templo IV sólo puedo decir que está todo completamente cubierto menos la parte final, que se sube por unas escaleras de madera, en paralelo a su verticalidad, y que es el más alto… Era muy mágico estar aquí sobre todo, oyendo jaurías de monos, tucanes y otros pájaros, e insectos. Pena no haber venido de noche :)

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Había muchas plantas con frutos desafiantes, y una vez más, lo árboles, que también se ataban a sí mismos con cuerdas naturales para proteger su integridad.

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Unas cuerdas que en muchas ocasiones se amontonaban en grupos de lianas, recordándome mis cables de audio, solo que en esta ocasión son los cables de la vida.

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Volvía a poner mi atención en los templos, y me sorprendía con detalles estéticos de los mayas como éste, en el que se me pierde la vista entre la naturaleza y la piedra.

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Y así…

…Y a ustedes qué les ha gustado más, los templos, o la naturaleza?

1 comentario en “Tikal 3: día

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