Tres mosqueos amazónicos

Agosto 2014

Los árboles

Innumerables son las veces que, estando por el Amazonas, he oído motosierras de fondo en algún lugar.
Ñieeeee, ñiaaaahhhhh

Un eco de mosqueo desde primeras horas de la mañana.

A veces me aventuraba selva adentro siguiendo el sonido; sin embargo a veces me preguntaban a dónde iba, como en Codajás, en donde una vez nos confesaron a mi amiga Lua y a mí que el pueblo pensaba que los dos éramos policía secreta. Ese mero hecho nos dio a entender que ocultaban algo. Aunque la policía brasileña está totalmente comprada, y todo forma parte de la misma farsa, por un momento quise ser investigador de verdad.

A veces encontraba cementerios de árboles, una manzana pelada. Otras, en entradas por la selva, me encontraba muchas veces con un sólo árbol tumbado y destripado en medio de la nada. Desgraciadamente se meten a buscar los más grandes, los inmensos, los que tienen cientos de años, los que ya no quedan. Dan madera mejor. A nadie le importa nada más que éso, aquí.

La tala descontrolada es real.

1-P1050309 Sigue leyendo

El mundo perdido

Finales abril 2014

Una brava mujer europea y yo habíamos llegado al mundo perdido.
Intercambiamos monosílabos y exclamaciones mientras avanzábamos despacio, pidiendo permiso con cada paso, no sólo al frente sino también bajo nuestros pies; había vida extraña por todas partes… y a la vez por ningún sitio.

Definitivamente, no es fácil describir Roraima.

Grandes peñascos negros se manifestaban a los lados, dejando pasillos por donde pasar, cruzándonos con una nube que se filtra por ellos y, según avanza, cambiando su densidad a más blanco y no ver a tres pasos, o a más abierto y ver a treinta.

1-P1030209

El primer organismo vivo que me llama la atención (pocos pueden sobrevivir en este ambiente hostil) es una ranita frágil y negra, diminuta, que es la protagonista de este lugar… Antigua y siempre aquí (200 millones años) es una forma de melanismo para protegerse del sol y mimetizarse, pues no salta: se arrastra.

Perdí a esa mujer. El instinto me llevó a otro lado, buscando mis primera vistas desde la cima. Era imposible: las nubes pasaban rápido a través de uno, cerrando y ampliando el círculo de visión alrededor en pequeñas distancias. Las nubes, definitivamente, tienen prisa.
Sigue leyendo

Una ducha de un kilómetro de altura

Abril 2014

Era tarde, pero aún teniamos luz para observar, recién llegados al campamento base, la caída de agua más larga del mundo.

A orillas del río Churum, aún queda una buena caminata por la jungla hasta llegar al mirador donde los turistas tienen media hora para tomar fotos como chinos y salir pitando. Pero se ve claramente desde aquí que el escaso agua que salta en este momento tarda mucho en caer, y que en su caída, la vista se pierde, pues se convierte en polvo, en lluvia: es demasiada caída libre.

1-P10207171-P1020716
Sigue leyendo

Hoy mismo

Hoy es el primer día de mi vida que he visto una tela de araña diseñada en forma de nave, de bola, de balón ahuevado, hueca. Estaba suspendida por múltiples cables fuertes en todas las direcciones, sin duda como el acero para unas abejas extrañas que colocaban sus nidos en ellos.

No encontré a la araña, quería felicitarla: por el diseño y por la hospitalidad.

Después perdí la cuenta de las niñas de hasta 6 años que cargaban con sus hermanos (esta vez no eran sus hijos), de la mitad de su tamaño, por el poblado de Jutaí, donde por fin he visto caras completamente indígenas en el Amazonas. Tenían una increíble capacidad para arquear la cadera y dejar el peso de sus cargas en ella. Una estaba en la puerta de su casa viendo el chavo del ocho de reojo; otra caminaba a oscuras por la calle con una cara de mujer de 40 años que mejor ni recordarla. Otra, bajaba a un embarcadero con todos sus hermanos.

1-P1050494

Hoy es el primer día de mi vida que he oído un sapo que suena exactamente como Mario Bros saltando en SuperMarioWorld para Supernes. Que estuve un rato buscando al chavalillo de turno por la casa, para echarme unos vicios con él, hasta que me sacaron de mi equivocación.

Hoy he visto cosas.

31 de diciembre.txt

Finales de diciembre. Averigüé por Nacho el lugar, y cuando llegaba, estaba ilusionado por poder entrar en contacto con esta gente y compartir con ellos unos dias tan especiales. Caminé despacio fuera de este pueblo costarricense, siguiendo las indicaciones de los residentes, y aunque algo nervioso e indeciso por haber dejado descartadas otras opciones atractivas para empezar el año, como la familia del Jungle Hostel, algo me decía que había tomado la decisión correcta, porque las cosas habían pasado sin llamarlas: Nacho me habló justo en el momento perfecto, con la dirección, y él me proponía ir.

Dos furgonetas hippies con llamativos colores y pintadas yacen a un lado del camino paradas por mucho tiempo. Un cartel pintado a mano sobre madera junto a un sendero de salida me confirma que he llegado; Como en toda rainbow, dice alegremente con colores de arco iris: ‘Bienvenido a casa’.

1507660_10152602994608298_1175114113_n
Sigue leyendo

Rainbow, una familia nómada

Sigo avanzando por Costa Rica.
Ha sido fácil dejar que el viaje fluyese, tomarme un descanso de fotos y sonidos, no escribir tanto y estar más conectado con el camino; creo que fue lo más inteligente.

Aunque intentaba dejar ir, no pude evitar a veces evaluar otros daños del robo, como todos los sonidos grabados desde Honduras… mi librito… o los sonidos de Costa Rica y Panamá que no estoy guardando en mi proyecto, precisamente en este momento en que escucho uno interesante cada 100 pasos…

En definitiva, creo que lo mejor es aceptarlo como un mensaje para centrarme en el viaje y en todo lo que me puede enseñar. Al final cuanto menos se tiene más libre, ligero y tranquilo se viaja: mi mochila ha adelgazado mucho desde que empecé, al ir descubriendo lo verdaderamente necesario.

Aunque son muchas historias las que podría contar de Costa Rica y Panamá, quisiera guardar la de la última noche del gran 2013 y sus circunstancias.

300px-Rainbow_Gathering_welcome_home
Wikipedia pic
Sigue leyendo

Barra de la Cruz

26 septiembre 2013

Hay novedades… en el barrio de la Cruuuuz…

Duro, irse de Zipolite. Me enfrento a una bajada dramática -en comparación con el relax de las últimas semanas en la costa de Oaxaca- en la que sólo pararé a dormir, y viajaré durante el día. Caminar por carretera con el pulgar ya cansado de apuntar a algo y botar en chicken buses con el culo ya cansado de no recibir riego sanguíneo. Quiero llegar a Guatemala pronto.

Una pronta parada fué Barra de la Cruz, otro sitio famoso por surfeo. Estaba prácticamente destrozado por las lluvias y desbordamientos, y la playa, que estaba junto a la desembocadura de un río, había perdido unos 20 metros con las aguas marrones y frescas del torrente fluvial. El único chiringuito ya veía como su arena de debajo empezaba a desaparecer. Me dí un chapuzón rápido entre cocos y troncos que me golpeaban, por desvirgar el lugar, y hala. Venga.

Pero a la vuelta estuve en silencio boca abierta grabadora en mano un buen rato. Las lluvias tienen también otras consecuencias curiosas. Los insectos y ranas se ponen cachondos, por ejemplo. Para mí fue un gran rato escuchar estas cacofonías colectivas de insectos, ranas y etcétera que aullaban a la noche mientras volvía al pueblo, una caminata bastante larga.

¿Y este curioso overlapping de ranas, que me hipnotizaba especialmente por su a veces coincidente período?

No sé, a mí me molaba.

y por la noche, se enciende

Otro regalo que puedo considerar de este cumpleaños que da tanta importancia a este viaje, sería bucear de noche.
La primera vez cayó así, sin esperarlo, por parte del centro de buceo que me tiene enganchado ahora cursando mis estudios para ser divemaster, un paso profesional en este mundo del buceo. Tuve a mucha gente en este centro cantándome cumpleaños feliz mientras sostenía en mis manos una tarta sorpresa de chocolate, un momento que dentro era tierno pero que por fuera lo exterioricé como si nada, pues nadie sabe lo importantes que son mis 33.
Sigue leyendo