En Montego Bay, mis planes eran esperar hasta conseguir un barco que me devolviese de las islas caribeñas visitadas a tierra firme centroamericana para continuar el periplo hacia el sur. Estaba convencido de que sería posible y pasé muchos días intentándolo. Mi negativa a volar se incrementaba principalmente por los precios y porque las leyes de vuelos, que ya había burlado como comentaba en una entrada anterior, se me echaban encima.
Visité la marina varias veces, dejaba mensajes en el club de vela, caminaba hasta el puerto para hablar con quien estuviese, intentaba colarme en cruceros a bajo precio, me mataba en internet, acudía a todas las agencias de viajes conocidas y visité el aeropuerto, donde me dijeron que sabrían de ésto.
Cada vez lo veía más negro, nunca eran buenas noticias. Me desesperaba en el calor, gastaba dinero y no había resultados positivos. Cambiaba de alojamiento, buscaba algo más barato, no lo había… Montego es caro.
Pero eso no quiere decir que perdiese el tiempo. La semana y media que pasé allí dio muchos frutos y fue bien divertido.
Lo primero, precisamente la primera semana tenía lugar el evento del año en Jamaica: el Reggae sumfest, un festival de Reggae sin comparación en el mundo. Había más que Reggae, pero la verdad que es todo un show entrar en el festival. Muy diferente a todos los festivales que conozco (claro).