La ganadora hasta la fecha

20 septiembre 2013

La puesta de sol ganadora en estos, puedo decir hasta hoy, 202 días de viajes, fue allí, en Mazunte.

Scott y Luke se vinieron conmigo. Pararon a verme en este pueblo un par de días, cruzando nuestra ruta de nuevo. Siempre salen buenos momentos, como el de hoy.

Propuse ir a la playa de Mermejita, en el lado oeste de punta cometa, el lugar descrito antes. Caminamos sin esperar nada especial, era tarde y quizás no veríamos mucho… pero estas son las mejores puestas, las que de repente BANG! cambian todo.

Esta playa era absurda, de bonita. Un cachondeo. Arena negra pero dorada, un viento de nuevo matador, formaba capas de arena dorada corriendo sobre la arena negra, y eventualmente, algunas babas de mar -espuma- pasaban también a toda velocidad. Así era el viento.

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Mazunte

19 septiembre 2013

«Una cama flotante en un alto de la playa», me dijeron al llegar a Mazunte, y fui directo en su busca, curioso por ver cómo era. Es una de las cosas que recordaré de Mazunte, ésta manera de dormir. Somieres colgados de cuerdas para balancearse en un sueño con sabor a brisa marina, fresco, con mosquitero, y vistas a la playa de Mazunte, probablemente por el mejor precio local. Esto sólo pasa a veces.


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Catalina en Chacaua

15 Septiembre 2013

Llegar a Chacaua fue un poco de odisea.
Las fuertes lluvias que algunos recordaréis ver en televisión, que rompieron un puente y pusieron muchos estados de Méjico patas arriba, habían inundado esta zona: las lagunas no daban mas de sí y el río que desemboca en Chacaua estaba desbordado, haciendo que el pueblo tuviera más de la mitad de las casas hasta con un metro de agua.

Un barquero me dijo que había otra española viviendo allí, se llamaba Catalina, y era mayor: era la mujer que había estado buscando en San José. La conocen en la zona, por algo será. Cuando llegué acabé en su casa por casualidad, y no estaba. Sus vecinas me dijeron que estaría tomando una birra, y me dieron arroz con leche dos veces, ademas de charla y cariño en la humedad.

Así es Chacaua, todas las casas conectadas por la arena:1-IMG_8793
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Momentos hacia Chacaua

Salto en el tiempo:
9 septiembre 2013

Uno de los caminos que más he disfrutado haciendo dedo sin éxito, es el de San José a Chacaua.
Volvía a estar sólo (después de la muchedumbre de San José) y mi mochila TODO se sentía ligera y agradable.
A mi alrededor, las montañas de Oaxaca, frescas, y una carretera con curvas que las esquila.
Los únicos rides que conseguí en las primeras horas fueron super cortos, hasta el siguiente pueblo, pero los agradecí.

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Hoy

A las 4.35 de la mañana sonaba la alarma y diez minutos después arrancaba una moto alquilada cargada con un mini-brick de leche chocolateada y unas galletas: mi desayuno de hoy.

El día anterior había establecido una ruta segura para llegar directo a un sitio decente en el este de esta pequeña isla, y sin embargo me encontré, de pronto, perdido en la oscuridad de los árboles, en un camino de roca, rodeado de cangrejos iluminados por la luz de la moto que me miraban curiosamente mientras soltaba improperios por pensar que me perdería el amanecer en este insignificante pero significativo día.

Pedí a algo encontrar el camino, y poco después aparecía de golpe en la ridícula pista de aterrizaje de la isla, que recorrí a todo gas hacia la luz, como si fuera, muy metafóricamente, a despegar hacia la nueva etapa.

Clavé el freno -quieeeto, que no- y salí por un senderín que ya identificaba, para colocarme en el lugar.

Me desnudé, me bañé como pude en el arrecife antes del espectáculo, me relajé, me senté, y esperé a ver qué onda con el nuevo amanecer.

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Después de un buen rato, baños, una avioneta que usaba la misma pista que yo para despegar y se perdía en el horizonte, chocolate y pensamientos de hace 33 años para acá, dije -qué coño- y escribí en el reality-mini-pocket-book:

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«En realidad sería un día insignificante dentro de este viaje, si no fuera porque todo este viaje gira un poco en torno a este día»

…Y me piré.
Y así fue como empezó el dichoso día.

Mi ventana a la tormenta

«Anoche mismo mi colchón quedaba junto a una ventana de madera»

Por la tarde me escapé de la gente blanca del hostal y me fui a tocar a los locales, a sentir una vez más, última, a la raza negra garífuna que llega hasta este lugar, a reencontrarme en soledad con el Caribe y a ver salir una luna ya llena por el mar que sería mi primer regalo de cumpleaños venidero. El cumpleaños.

Al volver mi amigo Jeremy me dijo que le flipaba la manera en que yo disfruto de la naturaleza. 2º regalo.

Me acosté y hacía mucho calor. Cerré los ojos y a través de mi ventana empezó a soplar una brisa suave pero amenazante, que fuera, movía todas las palmeras. Llovió, una vez más, y la palapa rebotaba las gotas en un fino rocío que de deslizaba por la ventana hasta mi cuerpo, y, sutilmente, me quitaba el calor.

Buenos días!

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Adios, Playa del Karma

24 agosto

No volveré a Playa del Carmen.
Decisión tomada en la ruta por distancia, gasto y ganas de cerrar ya la elipse hacia el sur: Chiapas y Oaxaca.

Pero me quedo con un nudo en la garganta por no volver a ver a los amigos de allí y decir un último adiós. En mi cabeza quedan mil recuerdos de mis dos meses allí, y me vienen los mejores momentos. Se merece al menos un post… Sigue leyendo

KICOKA

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Este cayo de Belize era también unbelizeable.

Siguiendo las recomendaciones de la persona de turno que debes conocer y escuchar, yo y Sebastiano, un buen amigo mejicano que se cruzó en el camino y con el que hice un gran equipo, nos fuimos a verlo.


Caye Caulker, Belize

Esta mágica isla está llena de cochecitos de golf que los locales usan para moverse, bicis clónicas pero con un interesante diseño moderno y ruedas anchas, muchas casas de madera que dan color y ganas de quedarse en cualquiera de ellas, y un montón de pescadores que ofertan frescura.

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