Tikal 2: a mi manera

Pues verás.

A las 22.30 me desperté sobresaltado, con esa sensación de haberme dormido sin recoger o lavarme los dientes, mi cuerpo me decía que faltaba algo. Pero en realidad yo ya sabía lo que le faltaba a mi cuerpo, lo que me faltaba a mí.

Cuando digo que las piezas encajaban y mi cabeza empezaba a dar vueltas, quiero decir que una idea que hasta el momento conocía como imposible, empezaba a flotar en mi cabeza como posible. En realidad, ¿qué es imposible en esta vida?

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Unbelizeable

En Belice, me encontraba, una vez más, recién llegado a un país desconocido, sin dinero, referencias, alojamiento, idea de dónde ir ó qué tipo de cambio tienen. O qué idioma hablan. Ésta vez con menos idea que nunca ya que fue un desvío inesperado.

Pero son cosas que se cogen en el aeropuerto y ya. Para que no me ocurriera lo mismo que en Jamaica, les pregunte a una familia de holandeses si podían darme la dirección de su hotel para ponerla en inmigración, y me dejaron ver en su guía una lista de hostales: apunté los más baratos.

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Trotando la sierra maestra

Una expedición a caballo por la Sierra Maestra, antes de dejar Cuba, en una granja de un cubano encantador que me permite estar una noche en sus tierras.

Juan, español afincado en Santiago, me dio el contacto y se vino a la excursión con un guajiro y yo. El guajiro se subio a pies a un coco y tiró un par para abrirlos y meter un poco de ron y animarnos la mañana, sin que se enterase el jefe!

Después del desembarco del Granma, los 80 hombres que comenzaron la revolución cubana se escondieron en estas montañas buscando aliados entre los campesinos. Es emocionante, tras la impresión que me ha causado la revolución aprendida de cerca y de testimonios locales, imaginarme a aquellos bravos hombres avanzando por estos arbustos… Tras unas horas y con el culo rojito volvemos a la granja a relajarnos y ponernos un chupito, toma ya.

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Yo me preparo a abandonar un país que puede ser único o tal vez es el inicio de yomelargo, pero estará en el tope de la lista por siempre.

Empieza Jamaica.

El tren de Camagüey

Camino y camino por Camagüey, buscando esas fantásticas estampas cubanas que no se me van a olvidar nunca.

Hasta una vía de tren, encuentro. La vía obsoleta apenas se mantiene derecha, y niños y perros juegan sobre ella. Me pregunto si podrá sostener un tren, permitir su paso.

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Caminando sobre ella, llego a la estación, que como tantas cosas, se cae a cachos, pero muestra altiva su fase de plenitud, pasada, del pasado.

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En la vía misma de la estación me parece oír un ruido fuerte, y de pronto, el paso a nivel se mueve. Uno de esos antiguos trenes cubanos con tanta gente se aproxima en la distancia y me preparo para grabarlo en el cruce.

Las barras bajan, la campanilla suena, el trafico se detiene y el tren pasa. Se mueve desesperantemente lento, y veo como su interior no es precisamente cómodo. Es muy viejo, y algún local no me recomienda usarlo, pues me podrían robar.

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Después, el tráfico se reanuda y la paz vuelve, a lo que paro mi grabadora y reanudo mi camino.

Santa Clara decisiva

Pensativo llego a Santa Clara, con todas las notas mentales sobre la revolución de este país, recogidas de testimonios, del museo en la Habana, del ambiente.

Y en esta ciudad, aún más, voy a saborear historia. Santa Clara es la ciudad del Ché Guevara, pues es donde, después de haber sido atribuído con la difícil tarea de tomar esta ciudad, hubo de ingeniárselas para conseguirlo. La ciudad contaba con gran armamento y el apoyo de la aviación, y el ejército ocupaba buenas posiciones estratégicas. El Ché estimaba una larga lucha.

Los rebeldes, escasos (unos 400) controlaban el acceso, pero con poco armamento. Así fue que el Ché decidió intentar tomar un tren blindado que llegaba con refuerzos para el ejército, haciéndolo descarrilar. Con su contenido, pudieron armar bien la tropa y avanzar con éxito en la ciudad. Ya en diciembre de 1958, en los albores del triunfo, el Ché forzó la rendición del coronel Hernández, tomando militarmente Santa Clara. De hecho, este paso fue decisivo en la revolución de Fidel contra el dictador Batista, pues al día siguiente de la toma de Santa Clara, Batista huyó en avión y Fidel proclamó el triunfo.

Así que me dispongo a ver el tren blindado que se salió de unas vías dobladas por los rebeldes. En el camino, encuentro una famosa escultura del Ché, probablemente la mejor, tanto que siento que puedo abrazarle y charlar. La expresión de su cara es una perfecta representación de él y su gesto es triunfante y humilde a la vez. Largos minutos me quedé mirando sus ojos y pensando en el por qué de su exagerada rebeldía natural contra la injusticia.

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Coppelia, fresa, chocolate

Coppelia, la más famosa heladería de Cuba y la Habana, cumple ya muchísimos años…. sin fresa ni chocolate.

Ésta enorme heladería ha sido icono en el Vedado de la Habana, en la calle 23, durante generaciones de cubanos. Es casi imposible que haya habaneros que no tengan alguna historia o un recuerdo agradable relacionado con esta monumental heladería. Se recuerda con orgullo su inauguración y la gran gama de 26 sabores riquísimos que daban por el 66. Calidad y barato. Cincuenta centavos costaba una bola de coco almendrado o de crema de vie y un peso, una Copa Melba (helado de vainilla con una tajada de mango, sirope de fresa y altea). Se vendieron más de 3 mil tinas de helado y durante las doce horas que estuvo abierta, las colas fueron de varias cuadras.

Cuando visito Coppelia hoy, sigue habiendo la misma cola que entonces. Pero ésta vez es sólo por el precio. A un peso nacional o dos la bola, sigue con éxito, pero las caras y comentarios de los clientes son otra historia. Todos recuerdan los buenos tiempos. Un anciano señor super educado, junto a mí en la cola, me da conversación y me cuenta con risas pero con tono pesimista, cómo con pena el cubano hace la cola para ver que sólo ofertan 2 sabores, y nunca los que se quieren, como almendra o moscatel, fresa o chocolate. Y además, por la escasez de leche barata, aguados.
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