Unbelizeable

En Belice, me encontraba, una vez más, recién llegado a un país desconocido, sin dinero, referencias, alojamiento, idea de dónde ir ó qué tipo de cambio tienen. O qué idioma hablan. Ésta vez con menos idea que nunca ya que fue un desvío inesperado.

Pero son cosas que se cogen en el aeropuerto y ya. Para que no me ocurriera lo mismo que en Jamaica, les pregunte a una familia de holandeses si podían darme la dirección de su hotel para ponerla en inmigración, y me dejaron ver en su guía una lista de hostales: apunté los más baratos.

Llamé por skype, con la wifi del aeropuerto, a uno, y confirmada una habitación tirada de precio, me querían cobrar tanto por el taxi que hice dedo allí mismo. Un hombre y su mujer, negros y con un buen inglés, me llevaron desde el aeropuerto a la misma puerta no sin antes parar a comprar y charlar largo sobre muchas cosas: fue un buen recibimiento.

En el hostalín me encontraría con muchos rastas y muy buen rollo. La colonización, la esclavitud y la inmigración han jugado un papel importante en la modificación étnica de la población y, en consecuencia, Belice es un país con numerosas culturas. Había mucha gente de raza negra de origen africano, de lo cual me alegré porque no lo esperaba y los iba a echar de menos después de Cuba y Jamaica. En estos tres países he establecido mucho contacto con esta magnífica raza.

Esperaba más español, pero casi no se habla. Mucho inglés y algo de criollo: de la misma manera que en Jamaica el Patois, aquí el criollo triunfa, lo llaman inglés roto -broken english- y se parece mucho al Patois. Reinventan el inglés y lo usan a su manera, ininteligible de nuevo para nosotros, los extranjeros.

En general el país luce en desarrollo y, aunque también aquí el turista es bastante asediado y mucha gente no duda en pedir dinero directamente, vender maría ó liarte con alguna venta o negocio, se considera un país más caro y algo adelantado, aunque sean ellos mismos los que lo dicen, al menos respecto a Guatemala. Existen conflictos notorios entre ambos países ya que Guatemala reclama parte del territorio de Belice, lo que da origen a muchos comentarios desafortunados, los unos, de los otros.

La moneda es el dólar beliceño y tiene un increíble y fácil cambio de 2:1 con el dólar U.S. Tienen una tardía independencia del imperio británico a finales del siglo XX y de ahí la lengua oficial y otros convenios que han sabido explotar: es el único país de habla inglesa en américa latina y muchos turistas internacionales que no tienen cojones con el español, lo eligen como destino. En mis días aquí he visto mucho turista y cómo los beliceños saben ganarse la vida inteligentemente.

En fin, después de ésta fastidiosa introducción al país, debo decir que mis sensaciones fueron buenas desde el principio y me alegré de que el destino me hubiese puesto aquí. Especialmente porque desde el segundo día (después de dormir lo no dormido en Miami), una vorágine de sucesos rápidos y positivos me movían por el país con gente muy interesante. Los sucesos pasaban por algo y cada uno era necesario para conectar con el siguiente, conocer a la siguiente persona y acabar en el sitio apropiado.

Belize city no ofrecía gran atractivo pero me relajaba quedarme en el hostal. Casas de madera, un gran parecido con Jamaica, gente negra y rastas, calles estrechas y sucias pero acogedoras, gente que saluda, gente que pide, perros que se pegan, rastas que son majos y hablan alto en casa, pero se ríen guay, y sobre todo cruzarme en el hostal con la gente apropiada hicieron que Belize city tuviera su miga.

gñe

Caminando por Belize City descalzo, y con LOCURA a la espalda

Esa gente me mandó, inconscientemente, directo a Caye Caulker, Cayo Corker en español, o como yo lo llamaba exagerando el inglés: KICOKA.
En el próximo.

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