En Montego Bay, mis planes eran esperar hasta conseguir un barco que me devolviese de las islas caribeñas visitadas a tierra firme centroamericana para continuar el periplo hacia el sur. Estaba convencido de que sería posible y pasé muchos días intentándolo. Mi negativa a volar se incrementaba principalmente por los precios y porque las leyes de vuelos, que ya había burlado como comentaba en una entrada anterior, se me echaban encima.
Visité la marina varias veces, dejaba mensajes en el club de vela, caminaba hasta el puerto para hablar con quien estuviese, intentaba colarme en cruceros a bajo precio, me mataba en internet, acudía a todas las agencias de viajes conocidas y visité el aeropuerto, donde me dijeron que sabrían de ésto.
Cada vez lo veía más negro, nunca eran buenas noticias. Me desesperaba en el calor, gastaba dinero y no había resultados positivos. Cambiaba de alojamiento, buscaba algo más barato, no lo había… Montego es caro.
Pero eso no quiere decir que perdiese el tiempo. La semana y media que pasé allí dio muchos frutos y fue bien divertido.
Lo primero, precisamente la primera semana tenía lugar el evento del año en Jamaica: el Reggae sumfest, un festival de Reggae sin comparación en el mundo. Había más que Reggae, pero la verdad que es todo un show entrar en el festival. Muy diferente a todos los festivales que conozco (claro).
No me faltaron amigos. Bennie, un francés que conocí la primera noche, y que fue encantador (muy poco francés :) ) y me ayudó, además de regalarme una entrada gratis para el sábado, que se encontró! Y unos hermanos holandeses que conocí en Port Antonio que también fueron geniales.
La masa de rastas y locales de color disfrutaba más que yo la música, pero los blancos sí éramos bienvenidos. La actitud de la gente era tranquila y cordial; más bien pocos bailes: la zona VIP eran las primeras filas y la gente se sentaba… vaya pifia sería ésto de sentarse en Europa!
Otra cosa buena de ‘Mobay’ (Montego Bay) es que está orientada al oeste. Las puestas de sol son lindas y el sol se mete en el mar, mientras los jamaicanos se bañan en las playas hasta bien entrada la noche para combatir el calor.
Me fascinaba cuánto tiempo dedican los negros a su pelo. Ya se sabe que tienen un pelo especial. Una linda cubana me explicó, hablándome de sus hijos, que uno tenía pelo bueno y otro pelo malo. Allí llaman pelo malo al complicado y difícil de trabajar, al que acaba siendo mejor someter a un tratamiento de rastas o peinado especial, trenzitas, trenzitas paralelas pegadas a la cabeza… etc. Muchas negras pasan sus ratos libres retocándose el pelo mútuamente con su amiga.
Entre tanto yo volvía al club de vela y dejaba otro mensaje: Me llamo Dani. Busco barco a Méjico…
Además, visitaba alguna otra agencia para que me colaran en algún crucero a precio tirado (sabía que están en temporada baja y que dan pases baratos para llenar el barco) y veía escenas de calle interesantes, dentro del caos circulatorio de Jamaica (conducen como el orto y corres peligro REAL de ser atropellado si no estás en la acera).
Como músicos callejeros…
Divertidas y felices familias…
Y rastafaris de todos los colores, a los que ya tenía cierto cariño.
Y hablando de cariño al lugar, volvía a mis preocupaciones… Me acercaba a la costa y veía barcos navegando.
¿Seré capaz de encontrar mi barco para salir de Jamaica?