En algún momento de los recorridos por el corazón de Colombia, me sorprendió ver una vaca muy comodona.
Estaba muerta, y no pude evitar acercarme a observarla. El silencio se hizo mientras la miraba a los ojos, había algo de expresión en ellos… y sentí como un torrente de pensamientos me inundaba la mente. Me dí cuenta de que mi cara era de dolor, y de que sentía algo raro.
Sentí la presencia de la muerte, y como yo estaba tan vivo, escapé.
Escapa , mi niño ¡ Escapa !