La peor noche

22 Noviembre

Lo siento, pero hubo algo que me hizo pensar que al llegar a Tegucigalpa alguien me echaría un cable. Envié unos emails, algunos mensajes, y me monté en el bus, después de la fantástica travesía en velero.

Cuando se llega a Tegu con retraso, a media noche, y los hosts con que contabas no aparecen, y el acceso a internet es imposible, te montas en un taxi cualquiera y le pides que te lleve a un hotel, barato. El lugar al que fuimos estaba chapado ya ante la violencia nocturna con mil cierres, y nadie me abriría. La zona era ya mosqueante, y ser blanquito y tener una mochila enorme a la espalda no ayuda, quisiera poder desaparecer o cambiar mi raza con un chasquido. Otro lugar cercano está abierto pero es más caro, y el taxista quiere más y más dinero por su tiempo y recorrido. Se me acaba el dinero y no hay cajeros o no me lleva. En el lugar en que me dejan pagar al salir, ofreciendo mi pasaporte, hay unos locales mosqueantes que ya están tomando, pero no hay otra. Afortunadamente, su pedo hace que me tomen el nombre escrito pero no agarren mi pasaporte.
Sigue leyendo

A vela!

22 noviembre 2013

Si tuviera que elegir un vehículo para salir de Utila, elegiría, obviamente, un barco de vela. Pues las historias se cruzaron muy propiciamente, y un matrimonio encantador de aventureros americanos (Charlie y Karen) nos ofrecieron, a los recién licenciados en buceo, una expedición a vela con noche en los cayos cochinos de Honduras, dejándome a mí después en tierra firme para continuar mi viaje hacia el sur. Cuando se desea mucho una cosa, pasa? Era una oportunidad ideal para poner a prueba mi licencia de navegante y aprender el vocabulario marino en inglés, algo que necesitaba bastante, y deseaba mucho. Mucho.

1-IMG_9798
Sigue leyendo

Irse de Utila, si puedes

21 Noviembre 2013
Vuelta al presente

Hay una canción famosa sobre Utila que dice ‘-I’m leaving tomorrow. -No you’re not!’

Pues es tal cual. Llevaba queriendo irme muchos días y siempre hay algo, más serio o más estúpido, por lo que me acababa quedando un día más.

Cuando llegué a Utila creí que no podría estar ni una semana. La encontré pequeña, agobiante, fiestera, sucia e insoportablemente calurosa. Hoy acabo de irme y tengo una nostalgia crecidita y una sensación de vacío y pena por el cariño que le he cogido, en un mes, a algunas personas conocidas e incluso a otras no conocidas pero que siempre estaban en el mismo sitio. La confianza creada en tantos días con personas cercanas hizo que todos los que vivíamos, buceábamos, y pasábamos tiempo juntos día a día, fuéramos una familia: al final no importaba con quién, ni cómo: todos los momentos eran para ser compartidos con alguien, desayunando, bajo el agua, estudiando, cenando y birreando. Tenía más gente cercana de lo que me imaginaba y todos teníamos confianza por igual. Ésta fue la enseñanza de Utila, el compartir el tiempo, ser más social y menos egoísta con el mío, y disfrutar de ser amigo de todos igualmente, sean como sean, soberbios, graciosos, confiados, raros, tímidos, tontos, pijos, o mira, majos.
Sigue leyendo

Martinico

Hoy hace un año que mi tío quiso irse de la Tierra, y aunque no quiero ni pensar en ello, creo que sigue por ahí.

También creo que nos parecíamos mucho, y creo también que todas las puestas de sol brutales que estoy viendo son compartidas con él. Le encantarían tanto!

Dedicado a la abuela, a mamá, a Gabi, Marina, Claudia, y a todos los que hoy lloran.

Nacho el gran muchacho

27 Septiembre 2013

Nacho es un nota argentino, básicamente, al que saco más de diez años pero admiro como podría admirar a un abuelo que escala sin cuerda.

Nos conocimos en ésta oblicua bajada por la costa pacífica mejicana. Cuando subió a mi autobús pensé que era un francés flipadín rollo yeah. Cargaba con gran mochila, dos instrumentos de cuerda en sus fundas blindadas y no sé que otras cosas más. Sudaba. Rastas bien firmes y auténticas detrás de la cabeza, ropas sucias, expresión de cara amigable. Para muchos de ustedes, un auténtico -pero auténtico en el buen sentido- perro-flauta.

Sigue leyendo

Más pensamientos sobre ciertos turistas

  • Hay mucho niñato (y niñata que va de «es que soy hippie y me da todo igual») viajando con mucho tattoo, cómo decirlo… ya no sólo feos, sino … absurdos… no sé, y en plan me rapo la cabeza/un lado, que se miran cuando pueden en un espejo (o por la cámara frontal del iphone8) a ver si está todo bien.
  • Como me vuelva a venir un crío rubio, bizco, borracho y con piel rosita, preguntando por farlopa, me pongo a pegar hostias con la mano abierta. (Utila)

E iré añadiendo.