Transporte

Habiendo hablado de historia, vamos con el pueblo, una cosa va con la otra. Lo primero es lo primero.

Estar con el pueblo en todo momento también es clave para visitar Cuba; Venir aquí para estar en un resort de 5 estrellas, viajar en Viazul (buses caros y pijos para turistas) y no separarse del aire acondicionado no ayuda. No existe el couchsurfing (dormir en sofás/camas de gente gratis organizando las estancias por internet) en Cuba. Primero porque no hay internet, y además es ilegal alojar a turistas así. A los turistas hay que sacarles la vida y han de pagar todo caro (desde su punto de vista), pero desde nuestro punto de vista, a los cubanos hay que ayudarles con lo que se pueda y se acaba haciendo de corazón y con voluntad. En definitiva, no hay couchsurfing ni se necesita. Se puede dormir en casas particulares por módicos precios y me encanta, familias y personas con las que charlar cada noche y observar cómo viven. A veces, en la parte rural, costera, al norte de Camagüey, he acabado en habitaciones realmente chungas, como para preferir dormir en la calle con el saco, pero es que los mosquitos… los mosquitos se merecen un post o una categoría a parte. Y también he visto baños curiosos. Duchándome muchas veces con un cubo de agua por encima en un retrete, pero eso si, con la misma sensacion rica de limpito posterior.

Respecto al transporte, me he complicado la vida muchísimo y he perdido tiempo ni se sabe, pero siempre he ido con cubanos, a veces como cerdos en jaulas de hierro, y a veces en autobuses, a veces en carro tirado por caballo… Pero siempre agotador, extenuante, insoportable… pero soportable. Esto implica dias enteros para viajar tramos no tan largos, con esperas entre cacho y cacho que nunca se sabe si se podrán continuar. Se llenan los vehículos hasta que no cabe ni un bebé, y se viaja de pie hasta que haya asiento. Las guaguas van llenas pero son guaguas, pero los camiones… los camiones son camiones que tienen 60 años con una cabina de metal y rejas soldada en el remolque, y una puerta. Se van llenando y paran cada vez que alguien baja o sube, pero nunca se dice ‘oye que ya está lleno’, si alguien quiere subir, sube. Cuestan mas caros que la guagua, inexplicablemente. Y a veces tienes la cara en el sobaco de una mujer obesa con un margen de unos 10 cm para maniobrar la cabeza, ó la rodilla en la vulva de la mujer de enfrente a la que no puedes mirar a los ojos, otras veces tu pie está fuera de tu alcance, bajo otras piernas, y es mejor no moverlo aunque se duerma. No sé por qué, pero es mejor.

También he probado los amarillos. Los amarillos son tipos vestidos con un peto amarillo que se ponen en cruces y tienen la potestad de poder parar a vehiculos con matricula azul (del estado) y meter gente en ellos dependiendo del destino. Mola porque acabas pillando un vehículo y bien barato, a veces un peso moneda nacional, y porque hacer dedo es de risa, todos te hacen el mismo gesto, algo como que van ahí al lado, y pasan de largo con un VROOOM de motor diesel reventadico cubano y una nube negra que se te pega a la piel, mugrienta, sí, con sudor tropical. Y se vuelve a hacer el silencio.

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