Llegar a Cuba, hechos

Cuando llegué a Cuba me encontré a la gente fumando en la sala de recogida de maletas. Mi mochila (aka Todo) apareció con un bolsillo lateral abierto y las cosas desparramándose por la cinta, vieja y pequeña, la sala con decoración original bastante hortera y algo mugrienta, pero molaba. Curiosamente se habia enganchado con algo y no era una intervención humana (no faltaba nada, o no he echado nada aún de menos). Rápidamente salté entre las maletas y empecé a recoger mis cosas y los operarios me ayudaron parando la cinta y dejándome entrar por el agujero de salida de bultos para recoger más cosas, en fin, locurita inicial. Lo cuento para que se saboree ese comienzo de viaje en el tiempo, a veces de 40 años quizás, a veces de más, a veces de menos. Ver con asombro cómo en algunos lugares siguen pasando cosas que nosotros ya no veremos jamás o son totalmente inimaginables, quizás es ésto lo potente de los viajes a países exóticos o en desarrollo, lo que me chifla. Viajar en el tiempo, back and forth. Saborear el desarrollo cuando es positivo y reconocer los grandes errores que cometemos cuando es negativo. Ver que antes teníamos cosas estupendas que hemos perdido, muchas! Y trabajar para recuperarlas.

Cuba sabe mantener algunas de esas cosas. A veces no queda claro si están mantenidas a propósito por una mente realmente visionaria (sí, me refiero a Fidel) o es una mera coincidencia del régimen revolucionario y sus muchas moderaciones de la sociedad y el desarrollo. Pero es genial verlas. Imagínense un país sin internet y el consiguiente desfase en el tiempo y las comunicaciones que ésto conlleva (no se sabe hasta que se viene, hablar con alguien puede ser dejarse mensajes en recepción por teléfono hasta que se coincide, al tercer día o así). Pero imagínense a la vez el tiempo que tiene la gente para estar unos con otros e irse a ver a casa para darse un mensaje en lugar de mandarse un email. Por ejemplo. Por ahí van los tiros, la gente está mucho unos con otros, el tiempo que tienen es para disfrutar y estar juntos.

Si me estaba costando esfuerzo escribir y dedicarle tiempo al blog, ahora mismo en Cuba, especialmente más, por esa razón… :)

Aquí todos son hermanos y todos se ayudan, nadie hace el mal a nadie. Cuba está considerado, a pesar de todo, el país más seguro de latinoamérica, y así lo creo. Desde el punto de vista del turista, así es, pues existe una protección especial y molestarlo es delito y vas a prisión. No te robarán ni hurgarán en las cosas, no te harán nada a la fuerza por la calle, no pasa. Quizás te sacarán una cartera sin que te des cuenta del bolsillo en algún lugar, pero nunca habrá violencia. Lo que sí ocurre es que se acercan muy pesadamente a hacer conversación para sacar algo, pero por las buenas. Ven en el turista dinero, y confían en una moneda a cambio de conversación. Decepciona ver que después de una interesante conversación siempre empiezan a darle la vuelta hacia sus problemas, sus hijas sin comida y su sueldo de risa, para una moneda… pero se les entiende, están muy necesitados. Sin embargo otros cubanos a los que les cuento ésto me dicen que es mentira, que ésos son unos maleantes, y que al cubano si le falta algo es porque quiere, que todo cubano tiene para comer (próximamente una grabación de un testimonio de una campesina que así lo decía). Curioso y verdadero, la dignidad se pierde diferentemente, y aún no habiendo apenas diferencia social, parece que hay capas más desesperadas dentro de su carencia general.

Por la calle, siempre me preguntan ‘where are you from?’ -me dan por guiri, o yuma como dicen ellos, siempre suponen que soy argentino o uruguayo, como en Méjico, no sé bien por qué- y es muy coñazo pasar por ello mil veces al día: contestar, que de qué parte de España, que si su abuelo era español, que si su tía está en Tenerife, que si está tramitando papeles para España, la madre Patria, como ellos la llaman. Al final ví la manera de contestarles con acento cubano ó con salero y así ya nos echábamos unas risas más que otra cosa y me dejaban. Una vez un policía paró a un cubano que me hablaba y le pidió los papeles. Algunos son pesados y el primer día me engañó uno con ir al bar de Compay Segundo, para invitarle a un trago. Pero realmente no hay crimen, no pasa de ésas cosas.

Otro cambio de tema. Uno de los primeros ¿QUÉEE? al llegar es la doble moneda… Existe el peso en moneda nacional (MN) y el peso en divisa (CUC). La MN se usa mayormente por el pueblo, es floja, vieja y rota, y extremadamente barato moverse con ella. Pero para los turistas está el CUC, es la moneda cara, equivale a 25 pesos MN ó a, curiosamente, 1.00 dolar americano. A los turistas nos revientan con esta moneda que ellos cambian por 25 pesos MN, con los que puedes comer, beber y fumar unos dos días. Pero como tantas cosas de este gobierno, creo es un arma de doble filo para ellos mismos. Algunas tiendas y bares o restaurantes trabajan sólo en CUC, y ellos mismos no llegan para comprar cosas en tales tiendas. La comida y la ropa decentes a veces se compran en CUC y eso no está al alcance del pueblo. De la misma manera, los centros urbanos interesantes para pasear tienen todos los restaurantes y bares en CUC: los propios cubanos no pueden disfrutar de sus lindos y ruinosos cascos históricos: reservado para turistas o ricos.

Ricos en realidad no hay (a la vista). El país es bien pobre, a la vista del modo de vida de la gente y sus sueldos y limitaciones en el día a día. Los sueldos oscilan entre 250 y 500 pesos nacionales, unos 10 o 15 euros. Los gastos de luz, agua, teléfono y gas son realmente baratos y están subvencionados, menos mal. Pero de esos pesos queda muy poco si se compra comida y cualquier cosa, y se vive al límite. Así, la gente ha de inventarse sus negocios. Muchísimas familias venden por la ventana de casa café, pizza o jugos naturales para sobrevivir. Algunos se lanzan con dulces y flanes. Hace años el gobierno permitió el ‘cuentapropismo’, el término no necesita explicación. Pero los impuestos de cuentapropistas a veces no salen a cuenta. Las casas particulares, tan famosas por ser el alojamiento más típico para turistas como yo, han de ser legales y contribuír con impuestos. He estado en muchas y sólo en tres me pidieron el pasaporte y me registraron de manera legal. Normal: si lo haces legal has de pagar, registrar cada día en inmigración los turistas que alojas, y puedes tener inspecciones en mitad de la noche para ver que no hay más gente de la cuenta o similar. Solución: ilegal y sin licencia, claro. El gobierno hace las cosas al revés.

Con todo esto, es el país de los que he visto que más igualada tiene la sociedad, una pobreza compartida, pero completamente equivalente entre cada vecino. Así es el comunismo: interesante y ejemplar para tantas cosas, si bien aparentemente no es modelo pues un turista occidental no ve más que problemas e injusticias a primera vista. Pero no hay rastro de un vecino capitalista con casa desproporcionadamente glamurosa entre chabolas, no. No puedes enriquecerte ilimitadamente, eso no vale, y es genial. Lo que hay son algunos con familia en el extranjero o algo parecido, y un poco listos, que tienen la casa algo mejor hecha y comen pelín mejor, pero que por dentro es lo mismo, la diferencia pasaría desapercibida en occidente. De hecho si de pronto tu casa se llena de cosas de valor lujosas y desproporcionadas, lo normal es que vengan a visitarte y te pregunten qué está pasando (palabras de cubano). Al fin y al cabo los ricos no valen aquí… No encajan en éste socialismo, y además se nota que son temidos: los ricos tienen poder, y las personas con poder son las únicas que puden enfrentarse al gobierno. No interesan.

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