Los peces de Pi

Día 12

Lat 17º 08.292′ S
Long 96º 05.119′ W

No había amanecido aún y un gran grupo de peces voladores que migraban a toda velocidad, transversalmente al barco, se debió de asustar cuando vio el casco y muchos chocaron contra él. Yo, en popa, escuché el aleteo y fui a socorrerlos. Tienen segundos de vida antes de morir.

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Supongo que el impacto contra el barco cuando vuelan también los deja ko. Intenté agarrar uno, son viscosos y sus escamas azules y blancas preciosas y redondas se caen y dejan mi mano apestosa. Lo tiré al agua, en la que quedó boca arriba hasta que lo perdí de vista con la luz del frontal. Espero se recuperase, porque al amanecer encontré otros cinco muertos y secos por la cubierta del Zanzíbar.

Uno de ellos estaba justo en el borde del imbornal, a punto de tirarse y haberse salvado.
¿Qué decide cuantas vidas simples y aparentemente sin importancia se acaban en cada segundo de este planeta?
¿Qué nos diferencia de ellos?
¿Por qué nuestras vidas son tan infinitamente más valiosas que las de cualquiera de estos peces que vuelan, o de los que mueren a millones cada día para alimentarnos?
¿Por qué tanto drama por que un humano muera?

Qué alimento tan fácil para un náufrago, como Pi.

* * *

Día 13

El clima en el barco mejora. Cogemos confianza. Lo pasamos bien. Es como haberme metido en un apartamento con unos desconocidos sin salir nunca de casa. ¿Qué estará pasando en el mundo?

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