10 octubre 2013
Un machete es muy útil. Todo el mundo lleva un machete aquí; puede recogerse leña fácilmente, abrirse paso en la selva, abrir latas y chapetes, cortar comida, comer, afilar palos y quizás, intimidar un poco si la situación lo requiere -espero que nunca-.
Me costó encontrar a Manolete. Quería un machete pequeño y portable, que no bajase de mi rodilla por comodidad. Ancho en la punta para más inercia, pero con punta pinchuda. Estaba en San Pedro Atitlán y me habían intimidado en la carretera: era el momento de buscar su compañía.
Lo afilé por los dos lados en un herrero, y le dí la bienvenida a mi viaje. Me gusta sentarme a reafilarlo con piedra. No se me acerca nadie!
Me ha dado seguridad en momentos difíciles…
pero siempre rezo por no tener que usarlo.
Tranqui primaco, llamando asi al machete no se acercará ni el Tato!!!…yo no habría sido capaz de elegir mejor nombre!!!…jijiji!!!
Jajjaja, la verdad que es El nombre.
Con el permiso de nuestro primo, claro.