Los altos de Chiapas

30 agosto

Bueno. Pues me voy a los altos de Chiapas con esa intención de conocer a los indígenas, o intentarlo. Los indígenas son cerrados de por sí y reacios a mis apariciones… Muchos niños corrían asustados a sus casas al verme, y las mujeres se metían despacio en casa a mi paso, cerrando la puerta. Los hombres hablan conmigo confiados, la mayor parte de ellos leñadores cargados con leña a las espaldas.

Intuyo que creen que mi presencia pertenece a otro tipo de gente maligna que no puede traer buen tiempo ni suerte. Ni hablar de fotos directas, que creen les roba parte del alma.


Mi ruta comprende pueblos como San Juan Chamula, Zinacantán, San Andrés Larráinzar, Bochil, Soyaló y Chicoasén, donde una familia increíblemente agradable me da cama, cobijo y ayuda mientras planifico mi visita al cañón del sumidero, una impresionante formación donde un río con embalse me pone los pelos de punta.

Todas las mujeres en Chamula llevan una falda de piel negra muy chula. Algunas practican su costura en la misma calle. Un gran grupo de mujeres en Zinacantán, con la misma ropa, se congrega y me deja tomar fotos disimuladas y grabar este sonido, captando lo mejor de sus hablas tzotziles locales.

Consigo adentrarme en una iglesia y captar a este hombre que reza con ese canto oscuro que me impresiona:

En San Andrés Larrainzar, ya muy alto en las montañas, las nubes densas revolotean alrededor, creando nieblas esporádicas al fondo de mis fotos o incluso alrededor de mí. Los niños juegan con cosas simples y rurales, y los que son un poco más mayores han de vérselas con largas rutas para llegar al cole. Los hombres cargan leña. Hace fresco. Me siento a leer un poco con una manzana aprovechando algo de sol.

Algunas casas de adobe me recuerdan viejos pueblos de casa. Casi todas las mujeres llevan bebés a las espaldas con una tela, a veces también las niñas los cargan, haciéndome dudar si serán madres o hermanas de su carga. Algunas abuelas me miran con desconfianza sin llegar a esconderse y mientras yo fotografío, con la cámara en la cintura para no despertar rechazo, las ropas de ellas y su calzado.

Algunos pueblos tienen soportales bonitos, son muy básicos y sólo algunas manchas de la globalización, como un un inmenso camión de CocaCola, me provocan desilusión.

Las montañas son ya alarmantemente altas al acercarme al cañón, y dos tocayos, dos Danieles como yo, se sientan conmigo a enseñarme la palabra de Dios como testigos de Jehová, que predican apasionantemente bien y con tanta madurez, que les escucho atentamente y pongo mi atención en los versículos de la Biblia que me hacen leer cuando les disparo preguntas que descolocan la teoría bíblica. Estoy abierto en este viaje y también le doy su cabida a la religión.

Ya en Chicoasén conozco la iglesia más sencilla que he visto jamás y dejo que la familia más linda de Chiapas me de cama y comida mientras visito el Cañón, que es muy hermoso y está poblado de buitres que vuelan magistralmente sobre los desfiladeros.

Me despierto, para despedirme, con un baño en el mimo río que desfila en el cañón y cumplo mi promesa de ir a ver jugar a fútbol a mi anfitrión y su amigos.

Y a todo ésto, he notado, durante mi camino, como la presencia zapatista en estos altos de Chiapas, deja huella en los indígenas locales pasivos, que me rumorean que miembros del EZLN (ejército zapatista de liberación nacional) son vistos a menudo y que por cierto, allí pueden encontrarse hasta miembros de ETA, jaté.

Desde que en los noventa, un grupo armado de indígenas (jóvenes, campesinos, obreros, populares), congregados clandestinamente ante contínuas represiones, intentara ocupar muchos municipios de la zona y derrocar al presidente y su democracia autoritaria y de iniciativa comercial con EEUU y Canadá, quedó cuestionado el sistema político mejicano, y los rebeldes se establecieron como grupo político de izquierda radical. Querían mejorar las condiciones de vida de los locales y tuvieron un impacto que dura hasta nuestros días.

Y todas estas historias que les cuento sobre los altos de Chiapas, se las voy a poner a modo de slideshow fotográfico, deseando que lo disfruten.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *