Esto es una zona llena de atractivos como ruinas mayas, actividades chulas, montañismo, junglas, playas y ríos. Desde Belice mismo había una gran oferta de tours a ciertas ruinas y la gente empezaba a hablarme de Tikal por todas partes. Ví que era necesario dejar visto tal complejo maya ahora por proximidad y me fui a dedo al oeste, a un pueblo llamado San Ignacio.
San Ignacio
Algo oí de ríos y junglas y quise adelantarme a los acontecimientos. Al minuto de encontrar dónde quedarme bien barato y bastante rico, ya tenía al encargado del lugar, Leslie, confirmándome justo lo que quería para hacer algo bueno ése día a parte de viajar: soltarme aguas arriba del grandioso río que había visto al llegar al pueblo.
Sería al atardecer.
Era la misma gente del Bella’s de Caye Caulker, y tuvimos mucha comunicación desde el principio; me dieron precio genial, me llevaron a una granja que tenían río arriba para empezar el descenso y hasta nos inventamos una barbacoa, con todos los del hostal, en la granja para esa noche ya que el sitio era muuuy atractivo. Leslie estaba motivado con mi presencia y decisión al planear la tarde, y él y otro amigo rastafari, de los muchos que hay en Belice, me ayudaron a bajar la canoa hasta la orilla desde el coche para despedirnos con un irónico ‘no te pierdas’.
Me dijeron que era una hora de descenso y les dije que calcularan dos. Mi idea era la mitad con luz y la mitad sin luz, y lo clavé, empezando a las 6pm. Quería ir despacio y disfrutar del río, pararme a veces y comer en el camino. Sacar fotos, grabar. Tardé más, creo.
La gran canoa era cómoda y me permitía mantenerla derecha con poco esfuerzo, aunque a veces no importaba vueltear mientras observaba la paz. Acercarse a las orillas era una aventura porque siempre se pasaba por debajo de las ramas y se veían diferentes lagartos y pájaros. El río era ancho, tranquilo y profundo, de aguas limpias pero verdes, y sólo dos veces toqué fondo en los rápidos mientras intentaba mantener la canoa derecha para no encallar o quebrar. A veces me sorprendía remando aguas arriba de nuevo porque una parte pasó demasiado rápido y me perdí algo. Era relativamente corto y no quería que se acabara.
Mientras hubo luz paré a defecar -sí, sí, defecar- y a comer maní entre palada izquierda y palada derecha. Avancé poco. Lo único que me importaba de que cayera la noche es que no vería esos árboles y orillas, unos árboles que desde que llegué a San Ignacio me han tenido mirando hacia arriba. Pero la parte noche sería buena seguro.
Una amenazante tormenta de los cientos que estoy viendo estos días me pisaba los talones y me enfadaba pensar que la poca luz que me quedaba fuera tragada por la gran nube. Pero todo lo que pasó fue que, una vez oscurecido, el cielo se iluminaba de blanco nuclear con cada relámpago lejano, que apenas podía oírse, comenzando a dar una imagen realmente impactante de lo que iba a ser la remada a oscuras. Se reflejaba en el agua por esas milésimas.
Las estrellas empezaron a salir y se intuía el río ya por los pocos reflejos que podían hacerse de la escasa luz. Era ancho y pacífico, a veces metía el remo hasta el fondo para ver la profundidad y saber si no había riesgo de tocar. Los suaves rápidos me hacían poner toda mi atención en el agua frente a mí, poniéndome las manos detrás de las orejas para aumentar mi audición y averiguar de qué lado había menos ruido (menos piedras) para lanzarme por él. No veía nada, han sido noches sin luna. El flojo frontal me dejaba ver la primera parte de agua e intuir los árboles ó -creo- paredes que dejaba a mis lados a veces. Pero no podía encenderlo porque se me llenaba la cara de insectos (llena).
Con la noche llegan los colegas, y en seguida empezaron a cantar grillos, cicadas, chicharras, sapos, de todo.
Estar de noche en medio del río y pasar desapercibido me dejaba escuchar todo al máximo. Si algún animal empezaba a cantar, yo dejaba de remar para evitar la mera posibilidad de influenciarlo y de que interrumpiera su canto.
Los paisajes sonoros de éste rato, que reflejan la sonora paz de este lugar al transitarlo, acompasada por los arrastres de la pala, son preciosos. Y con toda la motivación que suponía grabarlos, en algunas ocasiones en las que oí incluso búhos, por primera vez en la historia, comenté ligeramente mis grabaciones!!! (un par de comentarios hablados sobre el lugar).
La guinda fue la aparición, a la que ya me he acostumbrado en el Caribe, de luciérnagas voladoras aquí y allá, cerca, lejos, muy arriba de mi cabeza, o en la canoa misma. Luces verdes que le daban más cuento a los relámpagos. Chispeó lluvia un instante, nada más.
Al cabo de un buen rato divisé las luces del pueblo y el puente. Pasar por debajo oyendo el estruendo de los coches y la gente hablando me devolvió al planeta Tierra. Gigantes nubes de insectos hacían un aura en las farolas del puente mientras las miraba desde abajo.
Me daba pena por un lado pero por otro me molaba juntarme con esos rastas y volver a la granja, esta vez sin canoa, pero con carne y bebidas. Quizás podría grabar más cosas en la jungla.
hola cariño , aprovecho los viernes de ir a por Ana para leerte y saborearte . es un rato dedicado totalmente a ti pero te llevo conmigo siempre e imagino en momentos puntuales ! que estara haciendo ahora mismo ! miro esta luna llena de Agosto que ya empieza a mermar y me siento muy cerca de ti , presiento que la miras y te acuerdas de nosotros . Parece que tienes salud y el amigo zoster se porta bien. Acuerdate de lo que me prometiste. NO te cuento nada de por aqui porque resultaria poco sustancial en comparacion con lo que cuentas , TODO corriente ! que no es poco !.
QUIERETE MUCHO que sera solo un poquito de lo que yo te quiero. aprendo muchas cosas contigo .
Mi mejor seguidora, que bueno es tenerte, mamá!
Precisamente la luna llena de agosto ha sido la más intensa hasta el momento. Por el lugar, sobre todo. Pensaba en vosotros y quería mandaros un mensaje a repartir entre todos los que la disfrutáis en la Encomienda.
Cumpliré mi promesa!!!
Wow… no conocía esta historia tuya Dani… pero no me sorprende, sé que te encanta llegar a un pueblo en canoa, a oscuras, y de cualquier forma lo más Robinson Crusoe posible. Te puedo asegurar que a partir de ahora voy a seguir muy de cerca tu blog, me ha encantado verte y compartir un trozitito de nuestra ruta… te he visto hermosamente lindo y feliz, ya sabes que nuestro encuentro me ha hecho pensar y te abrazo por estar disfrutando de la vida como lo estás haciendo. Un besazo enorme amigo
Shalalalalala bésala!!! A la vida!!!