La Colosio es mi barrio en Playa.

Está al norte caminando desde el centro, y es la parte pobre del desarrollo descontrolado que ocurre en este tipo de sitios que pasan de un pueblo pequeño a un centro turístico clave en el país. Los centros comerciales, restaurantes y hoteles quieren llenar el centro y los verdaderos residentes han de buscarse un lugar a las afueras.

Lo cierto es que es el barrio más pobre de Playa, pero para mí el mejor sitio. Tengo la playa cerca y no esa playa del centro llena de hamacas y clubs y hoteles con playa reservada, no. La playa de verdad, libre y llena de mejicanos con sus familias, en la que si te pones a andar te quedas sólo en un ratito. Ahí.

Pobre no significa peligroso, aunque puedan pasar cosas de las que ni nos enteramos en casa. Todo lo contrario, pobre significa humilde, genuino, alegre y respetuoso. Casi todas las personas que me cruzo por la calle me sacan una sonrisa linda en la cara o me dan los buenos días sin falta. En el peor de los casos, jamás he notado tensión, y nunca intimidación de, por ejemplo, un grupo de pendejos aburridos, al pasar, con comentarios burlescos o críticas que hasta en algún caso me parecerían tolerables debido a mis pintas de occidental: todo lo contrario; o bien me ignoran totalmente, o me saludan cortésmente. Como ya he mencionado alguna vez, ésto es de agradecer: cuando uno viaja quiere mimetizarse y pasar desapercibido, parecer del pueblo. Muchas veces no disfruto de un lugar hasta que dejo la mochila en alguna parte y salgo con las manos en los bolsillos y unas chanclas reventadas a hacerme pasar por local o inmigrante, así como que voy a por el pan. Observar e imitar, ‘allá donde fueres haz lo que vieres‘. Hasta se imitan acentos y lenguas nada más llegar a un lugar, pero bueno esto lo hago en el País Vasco y Andalucía sin darme cuenta…

La Colosio es una rejilla de calles haciendo bloques rectangulares que cruzan calles perpendiculares al mar con avenidas paralelas. Las calles van de dos en dos (la 88, la 90) y las avenidas de 5 en 5 (la 5ª, la 10ª). En el peor de los casos las casas son chabolas de 4 paredes de metal o madera, y en el mejor de los casos son de ladrillo grueso y barato y parece que cada uno se hace su casa como puede. Todas dejan salir al cielo la estructura interna de hierro de los pilares de hormigón, lo que da la sensación de inacabadas. Como si la casa pudiera ampliarse verticalmente en mejores tiempos venideros. Y todas tienen un depósito de agua de rotoplás en el tejado (donde se posaba el zanate en el post anterior).

La mayoría de los vecinos se animan y aprovechan su vivienda para practicar la venta de algo: comida (tacos, tortas, quesadillas, tamales y ese largo etcétera de comidas populares, o algún refresco), trabajos de carpintería, hierro, fletes y transportes, modistas, ruedas y llantas, lo que se les ocurra que pueda vender, por pura subsistencia familiar. ¿No es lindo que cada uno pueda empezar a vender lo que haga bien, en su casa? Y cuando te haga falta arreglar una bici vayas a ver a juanete a su casa? Que lo intenten al menos, y que les vaya mal o bien ya se verá, pero que tengan la libertad para intentarlo. Sólo de pensar en la burocracia que hay que hacer en Occidente para ni pensar en empezar un negocio, mucha gente se sienta, y se lo piensa… y pensando…

Muchas veces las ventas en casa, viendo la tele, no son suficientes, y la gente se lanza a la calle con carritos a ofrecer sus cositas. Ésto es de lo mejor de la Colosio. Cuánto nos hemos reído en casa escuchando los diferentes cantos de los vendedores a su paso por la 92. Tan interesantes y originales me parecen los cantos, que prometí dedicarles un post a ellos, mis héroes y al paisaje sonoro que inventan sin darse cuenta. Permaneced atentos!

Pero lo más fácil de encontrar en la Colosio, es un ‘abarrotes’:

El abarrotes sería el paki de nuestra Barcelona, o un chino en Madrid. Venden unas cuantas cositas básicas para sobrevivir a última hora y cuando entras está la jefa viendo una telenovela y la hija de 10 años te atiende, no sin pensar bien el cambio que ha de darte, porque se sabe a su madre escuchando y se teme una regañina. Por cierto, el alcohol está prohibido es la Colosio. No hay pedo para los pobres.

Y la gente. Hmmmm la gente… me viene a la cabeza esta frase que ya se me ocurrió alguna vez, que reflexiona sobre cómo se evalúa la riqueza de un país, si por su PIB, por la prima de riesgo esa de los huevos, o por la felicidad de sus gentes… o quizás por el número de sonrisas por minuto que se lanzan a discreción. Cuanto más pobre es un lugar, más felicidad parece haber! Quizás, cuantas menos cosas se pueden hacer, más tiempo se tiene para disfrutar el presente.

O cuantos menos coches puedes comprar, más te dedicas a tunear el tuyo y a ponerlo bien original!!! :) El dato es que llevo un par de meses viviendo en la Colosio y jamás, en ningún momento, bajo ninguna circunstancia he oído a ninguna persona quejarse de ninguna cosa.

Como dice Aurora: ¿Crisis en España? ¿Qué crisis? Ríete tú ahora de la crisis esa que se han inventado en Occidente… aunque no de los que la pagan!!!

Aquí con una crisis mucho más grande que la fantasma nuestra pero además constante, no se olvidan de las cosas importantes:

TOMA YA! Al fin y al cabo, en la Colosio, a los vecinos, nadie puede quitarles sus otros vecinos, los domingos en su Playa, y si se pone la puesta de sol jartita, nadie puede evitar que salgan todos a verla!!!