Oye, que no me falte a mí, para mis puestitas de sol, bajo ningún concepto, …
… un chucho.
En términos de respeto, hago/digo a los demás exactamente TODO, hasta donde no me molestaría que me hicieran/dijeran a mí.
Doy gracias a todos los asesinos, traficantes y maleantes en general, que aterrorizan a las gentes y les quitan las ganas de viajar/venir, por no haberme hecho ni un rasguño hasta la fecha.
Hoy hace un año que mi tío quiso irse de la Tierra, y aunque no quiero ni pensar en ello, creo que sigue por ahí.
También creo que nos parecíamos mucho, y creo también que todas las puestas de sol brutales que estoy viendo son compartidas con él. Le encantarían tanto!
Dedicado a la abuela, a mamá, a Gabi, Marina, Claudia, y a todos los que hoy lloran.
E iré añadiendo.
Hoy he conocido a uno, un hombre de ésos que de repente se levantan del cine y se van, indignados, en mitad de una película.
No estaba en un cine, ni le ví hacerlo.
Pero creo que hay tipos de personas que hay que catalogar de alguna manera.
… Menos a mí.
A las 4.35 de la mañana sonaba la alarma y diez minutos después arrancaba una moto alquilada cargada con un mini-brick de leche chocolateada y unas galletas: mi desayuno de hoy.
El día anterior había establecido una ruta segura para llegar directo a un sitio decente en el este de esta pequeña isla, y sin embargo me encontré, de pronto, perdido en la oscuridad de los árboles, en un camino de roca, rodeado de cangrejos iluminados por la luz de la moto que me miraban curiosamente mientras soltaba improperios por pensar que me perdería el amanecer en este insignificante pero significativo día.
Pedí a algo encontrar el camino, y poco después aparecía de golpe en la ridícula pista de aterrizaje de la isla, que recorrí a todo gas hacia la luz, como si fuera, muy metafóricamente, a despegar hacia la nueva etapa.
Clavé el freno -quieeeto, que no- y salí por un senderín que ya identificaba, para colocarme en el lugar.
Me desnudé, me bañé como pude en el arrecife antes del espectáculo, me relajé, me senté, y esperé a ver qué onda con el nuevo amanecer.
Después de un buen rato, baños, una avioneta que usaba la misma pista que yo para despegar y se perdía en el horizonte, chocolate y pensamientos de hace 33 años para acá, dije -qué coño- y escribí en el reality-mini-pocket-book:
«En realidad sería un día insignificante dentro de este viaje, si no fuera porque todo este viaje gira un poco en torno a este día»
…Y me piré.
Y así fue como empezó el dichoso día.