Cada vez que me llevo algo a la boca sin tenedor, he de poner en práctica una nueva técnica desconocida para mí de separación oral, de pelos de bigote y bolo alimentício.
Que no me afeito, coño.
Cada vez que me llevo algo a la boca sin tenedor, he de poner en práctica una nueva técnica desconocida para mí de separación oral, de pelos de bigote y bolo alimentício.
Que no me afeito, coño.
Me mola cuando un perro se me junta en el camino y me sigue a todas partes. Me obedecen, son fieles por un día. Están ahí hasta que me meto mucho rato en un local, o hasta que debo alejarles porque sé que será peor después, peligroso para ellos, triste para mí.
Pero jugamos a que yo era su dueño y ellos mi perro, y nos lo creemos un ratito. Así, mi ansia por tener un perro pero bien tenido (no en un piso) se calma.
A este, que me recibió muy bien en Belice, le llamé BUMP.
Siempre viajo con TODO aunque a veces me llevo sólo la LOCURA.
Cuando estoy con TODO me siento seguro y respaldado, pero no hago tanto caso a mi LOCURA.
TODO puede contener a la LOCURA dentro si es necesario.
Cuando salgo con LOCURA estoy cómodo y pasan cosas mágicas y me vuelvo un animal instintivo que se sube a los árboles y trepa por las rocas.
La LOCURA siempre tiene agua y podemos irnos a cualquier parte juntos. Al llegar a un lugar dejo a TODO en casa y me llevo la LOCURA. Con LOCURA grabo y hago fotos.
Cuantos más días pasan, al ponerme TODO en la espalda, me siento más cómodo que con nada.
Y la mayor parte del tiempo me desharía de TODO y me quedaría sólo con la LOCURA. O con NADA.
Cuántas veces se me hace una sonrisa pillina cuando me paro a pensar lo que estoy haciendo y el lugar donde estoy.
Cuántas veces se me hace una sonrisa molona cuando conozco a un personaje en la ruta y me paro a observarlo sin que se de cuenta.
Es curioso averiguar cuántas veces puedes ponerte una camiseta de nuevo desde que decidiste que ya era para lavar. Cada vez que vuelves a ella, porque has recorrido el ciclo entero del resto de la ropa, la encuentras limpia y completamente utilizable incluso para ir junto a una chica mona en el autobús. Esto debe ser porque en éste último ciclo, la otra ropa ya se puso más sucia que ésta camiseta, que aún pertenece al ciclo anterior, y bueno, así sucesivamente.
Es genial porque yo no sé cómo lo he hecho pero he tenido esa mala suerte, por llamarlo de alguna manera, de que en todas las casas donde he estado últimamente, no podían, no tenían máquina, o no la podía yo lavar en algún lavabo. O cuando llegaba a un laundry, estaba cerrado… El caso es que llevo unas 3 semanas con la misma poca ropa (poca porque traje sólo una poca a las islas) desde que me la lavé en Cuba, en una máquina de esas manuales de plástico.
Pero oiga, cuando parecía estar pa tirarla, uno se ducha, la saca, y voilá, como nueva…
como nuevo.
A ver si encuentro pronto una lavadora o algo, pero si no…
…pues otro ciclo.
espesial y chofér
A partir de ahora, las palabras espesial y chofér no tendran el mismo significado para mi.
Aquí usan especial como nosotros ‘muy bueno’, alta calidad, ejemplo:
¿Como estaba la cena?
Especial.
¿Te gustan mis zapatos?
Especial.
Y si hay algo que me llama la atención es el uso de la palabra chofér. Se usa contínuamente en mis meneos de transporte público porque todo ser humano con algo parecido a un volante en la mano es un chofér. El de la guagua, el del camión, el del almendrón y el del taxi. ‘Usté hable con el chofél, miamol’. Es curioso porque en su jerga común convierten muchas palabras en llanas, y ésta, que es llana como ella sóla, la dicen exageradamente aguda. El verdadero cubano hablado por gente de barrio es una retaíla de sonidos vocales que aspiran casi todas las consonantes a su paso. Hasta a veces un cubano me habla en un castellano decente pero cuando le pregunta a su mujer algo (o a otro cubano), se gira y le suelta, por ejemplo, un ‘acuásáelauáeeueitamaniá’ (cuándo sale la guagua (el bus) de Nuevita mañana). Incluso yo tardo en descifrar semejante expulsión de sonido en la que los labios rara vez se juntan. Así que, pobres de aquellos yumas que no conocen el castellano como yo. (yuma es ‘guiri’).
He intentado grabar estos movimientos rápidos de lengua que hacen mientras dejan pasar aire a través de ella, pero no ha sido fácil.
Pero lo llevo conmigo.
A cuántos queridos os he regalado un reality mini-pocket book;
Cuando hice el mío para este viaje me salió el peor de todos, aunque no recuerdo los anteriores…
Se ha empezado a llenar, y me ha salvado, en Cuba, que al no haber internet, debía escribir todos los pensamientos en él para no olvidarme; mi reality mini-pocket book (nombrado así por mi hermana).