Junio 2013, Santiago de Cuba
Llegar a Santiago de Cuba con el festival caribeño.
Las calles llenas de músicos, el talento de esa gente no es concebible hasta que se llega a Santiago en el caribeño!
Carnavales por las calles, bares oscuros llenos de gente bailando al son cubano, la salsa, la trova, antiguos instrumentos en las calles, negros deliciosos sonriendo hipnotizados por su propia música, con la mirada perdida.
Las calles rotas como siempre, los hoteles que se caen, antiguos imperios olvidados, todo es normal, todos sonríen entre paredes que se pelan con los años y no se repararán, Cuba es Cuba y hoy es así, la música hace olvidar, y el ron, y hoy es día de bailar, mañana Dios dirá.
Suelo pasar por la casa de la Trova. Locales sentados y charlando. Ron que sale de bolsillos contínuamente por aquí y por allá, chupitos. Algunos ‘yumas’ (guiris) que se animan con la salsa y es una imagen fuerte ver a la rubita blancaza dando unos pasitos con el negrazo, contento con lo cerca que está de ella. Yo, no. Me da vergüenza, soy el yuma tontito que solo mira.
Una noche traigo mi propia mini botellita de ron, y soy yo el que da ‘chispita’ (chupitos) a todos los demás para la alegría. Qué alegría. Qué descojone con algún que otro viejete cachondo. Solo oírles hablar es una maravilla para los oídos. Solo oírles tocar es estar contento. Estoy animao.
Y entonces viene directa a mí Eylen, una guajira hermosa, pura piel, y me va a sacar a bailar. La desconfianza, los nervios, el no querer ser el guiri patoso y ridículo… si tendrá otras intenciones, la sombra de ese pensamiento creado por las advertencias de gente amable.
Qué cojones, es ahora o nunca, quiero bailar salsa, estoy conectado y sí, claro, vamos! Tras unos pasitos pacientes de mi profesora nos conectamos más y dejo de mirar al suelo, cierro los ojos y siento la música en mi cintura, improviso, debo de ser ridículo y pato igualmente, pero …
… entonces bailé salsa!
Y el mundo fue mío. Eylen se convirtió en mi amiga cubana. Tiene 22 años, dos hijos. Es guajira y es guantanamera y preciosa. Nos escribimos.
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