Mi primera experiencia de apnea ha sido para contarla.
El apnea (también conocido como freedive) consiste, brevemente, en bucear de manera natural, realizar inmersiones sin aire artificial. Es sin duda la forma más pura de estar en el agua y moverte en ella.
La interrupción voluntaria de la respiración es un método antiguo y ha sido usado por diversas tribus desde hace mucho tiempo, especialmente para la pesca submarina. Lo interesante para mí ha sido descubrir que el entrenamiento está basado en el control del cuerpo en general para ralentizar las funciones vitales y el consumo del aire. En gran medida, ésto puede hacerse mediante la meditación y relajación previas, respiraciones trabajadas y también mediante ejercicios de flexibilidad centrados en la caja torácica, para lo cual el yoga asiste perfectamente.
El ritmo cardiaco puede reducirse entre un 10 y un 25 por ciento. Los vasos sanguíneos se contraen para elevar ligeramente los niveles de oxígeno y el bazo libera más glóbulos rojos para que llegue oxígeno a los órganos vitales, sobre todo el cerebro y el corazón (restringiendo el oxígeno en las extremidades). Impresionante verdad? Es como intentar parecerse a un delfín.
Las contingencias son varias y tienen que ver mucho con la reacción de los pulmones a altas presiones y su expansión en los ascensos rápidos desde aguas profundas, especialmente en los últimos diez metros, donde los pulmones, comprimidos por la presión del agua en la profundidad, se expanden más rápidamente. Afortunadamente el freediving cuenta hoy con un seguimiento importante y los conocimientos y técnicas de seguridad están bien desarrolladas y documentadas.
Después de esta intro, los pensamientos de mi primera experiencia con apnea.
Ocurrió en un lugar que aquí conocen como la laguna. La península del yucatán está llena de lagunas de agua dulce y cenotes. En este caso la laguna está plantada entre os árboles, más abajo de la ciudad de Tulum.En el centro de la gran laguna hay un enorme agujero con una profundidad de unos 75 metros en el centro y 90 en los bordes. Es un cenote.Nuestra práctica de apnea tendrá lugar en el medio de este gran agujero, por el que descenderemos en vertical. Aquí puede verse el vacío señalizado con palos, en los bordes.Todos nos sentamos en este embarcadero para recibir de Julien Borde (instructor de apnea) un briefing sobre lo que íbamos a hacer. Nos explicó cómo habíamos de preparar nuestra respiración y relajarnos, además de describir el agujero: la visibilidad de las aguas superiores de este agujero era de unos 2 metros (muy baja), y la temperatura más bien alta. Pero de repente, tras diez metros de descenso, nos encontraríamos con agua clara y mucho más fría, debido al flujo interior del cenote, conectado ahí abajo con el sistema subterráneo y con el mar.
Un momento interesante fue cuando pusimos en práctica por primera vez, tumbados boca arriba en el embarcadero, la interrupción de la respiración. Todos lo hemos hecho alguna vez. Mis únicos antecedentes son, ríete, los de intentar hacer dos largos de la piscina buceando. Pero esto era diferente. Mentalmente ya estába aislado, y creo que hablo por todos; había niños jugando alrededor que rompían la tranquilidad pero sin embargo formaban parte del lugar y de la magia del sitio. No molestaban para nada. Yo sólo veía algunas nubes moverse con el viento suave mientras no respiraba e intentaba pensar en cosas lindas para distraerme y no pensar en que -dani- quería respirar. Recuerdo perfectamente un gran ave volando en círculos sobre la laguna que me ayudó mucho. Intentaba mantener una sonrisita en mis labios para convencerme de que todo estaba bien. Relax.
Aurora Forteza ayudó mucho en ésto. Nos impartiría una de sus mágicas clases de yoga orientada al apnea. Flex, le llamaban. Estiramientos y respiraciones rebuscadas sobre el tórax para ponerlo a punto. En ese momento entendí lo mágico de la relación entre apnea y yoga, y el papel de la mente entre ambos.
Hay un momento cuando interrumpes tu respiración prolongadamente en que tu diafragma empieza a bombear el pulmón con cierta suavidad para que expulse su aire. La suavidad se convierte en insistencia con los segundos. Es quizás de los momentos desagradables de ésto, pero estaba en el guión: Julien nos había hablado de ello y yo ya lo estaba esperando, y aún así fué fuerte encontrarme con esta sensación. En realidad es normal. Tu diafragma simplemente intenta seguir haciendo lo que lleva haciendo 32 años. Lo desagradable de ella es que es nueva y desconocida, asusta un poco, pero sabía que con el tiempo podría hacerse amigable y se normalizaría, podría controlarla. No hay más que observar a los apneístas. Y hay algo que ayuda: por mucho que tu diafragma insista, si estás relajado, eres consciente de que por lo demás, tienes las funciones vitales funcionando al 100%, perfectamente. Podrías escribir algo. Éste pequeño detalle, que parece insignificante, me ayudó en mi silencio y más adelante, durante ése día, me haría pensar que el apnea era desafiante y me gustaba. Soy consciente de la importancia de conocer el límite, claro. Pero es muy challenging…
Cuando los empujones de mi diafragma hacían que mi abdomen se moviese bastante y empezaban a parecerse más a arcadas, soplé el aire y respiré hondo 4 veces, como se nos explicó. Julien me dijo que había estado unos 2.30 minutos!!! Sin un esfuerzo grande, había hecho una marca en mi primera vez que jamás habría soñado. Otro gran momento! En el agua todo es diferente y no tienes la paz -aún- que tienes en ese maravilloso embarcadero, pero estaba satisfecho.
Hora de la verdad. Nervios. Julien instaló la boya en el medio del ‘agujero’ y dejó caer una línea con plomos al final desde ella. Bajaríamos por turnos y empezábamos a prepararnos, concentrados en nuestra respiración. Posición boca abajo, respirando en esnorkel y mirando al vacío con las dos manos en la boya, todos. Hacíamos una estrella vistos desde arriba… o abajo.A primera vista, y desde la superficie, esta baja visibilidad en superficie generaba cierta incertidumbre, una especie de vértigo hacia ese vacío al que te adentrabas en vertical. Observas mientras intentas relajarte, ves la línea y la línea se pierde en el agua. Cierras los ojos, respiras.Silencio total, no debemos molestar al próximo que baja, respeto mientras se prepara. Rodrigo vuelve con el instructor, me toca!El instructor te toca suavemente en el hombro cada minuto que pasas respirando, intentando respirar con el estómago como antes en la preparación. En el segundo toque y minuto ya puedes elegir cualquier momento para descender. El instructor te seguirá. No sabes cuál va a ser la última inhalación, la definitiva, la buena, la llena, será esta? Adrenalina molona. No, voy a coger otra mejor… Ahora. Agarras la línea y tiras, la sigues en vertical cabeza abajo, ecualizando tus oídos con la otra mano, para soportar el duro cambio de presión, a cada agarrada. Con apnea, hasta cierta profundidad, bajas y subes lo rápido que quieras, olvida la teoría scuba un rato. Tu aire se queda íntegro en tí hasta que vuelvas a salir, no debes mantener el flujo de entrada salida como con tanque. Si no, la descompresión del ascenso sería más intolerable.
Cuando superas la barrera de los diez metros en la laguna por primera vez, es una sensación genial. De hecho entiendes que le da mucha magia a la inmersión que exista esa barrera de visibilidad y agua turbia, la superas y estás abajo, otro mundo.Ecualizando en mi descenso. De repente vi aparecer el color y una pared preciosa de roca delante de mi, paralela a mí en mi bajada. Soledad total hasta que llegue Julien. Ya veo el final de la línea, sigo hasta los plomos. Me olvido de mi respiración para disfrutar del sitio. Es muy azul aunque las fotos salgan verdes. Mucho.Aurora muestra gran firmeza y relajación al final de la línea. Ejemplar.Rodrigo disfruta del lugar mientras puede, lo hace genial.Y yo, aunque sea más novato en esto del apnea, doy rienda suelta a mi éxtasis por lo que veo, siento y sobre todo porque hoy, en mi primer dia de apnea, hemos bajado a 18 metros de profundidad, de manera natural, y con bastante, pero bastante buen rollete. Qué rico. Pero ahora toca volver a la vida real, que existía aunque casi lo olvido, debo ascender de la misma manera, despacito y con buena letra… así que le hago la señal de ascenso a Julien, al que me dan ganas de abrazar por haberme traído a este lugar, así.Si un almuerzo con siesta en un embarcadero sabe rico despúes de unas nadadas en un embalse… no os cuento cómo supo después de esto.Telita con las sonrisitas de nuestras bocas.
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