Esa creencia religiosa jamaicana que leíais en un post anterior se ve aquí reflejada en estos dos sonidos;
El primero, la mujer que predica sóla en la calle para los suyos, haciendo su propia labor cristiana.
El segundo, la misa callejera que mencioné, desde la distancia en la montaña. Es una mezcla de la noche en el hostal, donde los protagonistas eran los grillos, los perros lejanos, una música reggae lejana en algún punto del valle y éste señor que se desgarra la voz para llegar a sus oyentes, con muchos Aleluyas también, y con esa sensación de gran Fe que tienen, como si cada vez que dieran una misa estuvieran cambiando el mundo y llegando al Señor, entre lágrimas.
Las frecuencias contínuas y altas, como las de los grillos, pueden verse en la parte alta del espectrograma.