Dónde estábamos. Ah, ojo, en ése momento en que te das cuenta, mirando hacia abajo, de lo que te pierdes si te quedas en la superficie de un cenote, y de que has de bajar a verlo inmediata-mente.
Pues dicho y hecho, con Julien trabajando en la materia como guía de cuevas y con sus clientes variopintos, yo me acoplo en alguna de sus salidas.
Mis primeros cenotes con aire fueron Casa Cenote y Grand Cenote.
Buen comienzo:
Casa Cenote no es de gran profundidad y está rodeado por manglares y conectado visiblemente con el mar (está a 100 metros de la playa). Un cangrejo azul inicial, un sinfín de algas majestuosas y enredados manglares con peces que te sobrevuelan la cabeza con la jungla exterior de fondo, son lo que más recuerdo de mi primer cenote con aire.
Daba gusto seguir a Julien por estos impresionantes prados de pasto naranja…
Del Grand Cenote no dispongo de fotos, una lástima porque era de agua más fresca, cerrado, y con agua muy azul y roca muy blanca, la vista de la entrada con luz a lo lejos desde el interior era espeluznante. Pero no pasa nada… los siguientes cenotes ya son espeluznantes en cada metro: son de los más significativos y famosos en Playa. Además tuve la suerte de contar con las fotos siguientes, hechas con cámara especial por nuestro guía Julien Borde (Pranamaya Freedive & Yoga), al que van los créditos.
El cenote Angelita es conocido por su tenebrosa isla en el fondo. Se ha de descender muchos metros por un tubo vertical enorme pero perfectamente diseñado por los caprichos de la naturaleza, hasta que visualizas un espectáculo casi dantesco: una isla en el fondo del tubo, hecha de los materiales que caen ya sin flotabilidad al fondo (poso, hojas, ramas) y que sobresalen por encima de una nube de azufre perfecta y con constante posición vertical: esta nube son las aguas que rodean a la isla, la isla de la muerte la podríamos llamar: así me imagino yo el rio Aqueronte que los helenos habían de cruzar al morir para pasar al otro mundo….
Sólo falta que Caronte emerja con una hoz de las tinieblas. Uuhuhu
Fijáos cómo emergen de la nube las ramas, como queriendo atraparte y llevarte al fondo, al inframundo.
Yo sólo podía observar atónito cuánta belleza había en este lugar. Qué paz, qué extraña mezcla de grandiosa sutilidad en la posición de ciertas ramas con la sensación de estar viendo algo tétrico, de película de miedo.
Ved también cómo las paredes de este tubo vertical estaban tan perfectamente dispuestas, y cómo la haloclina de azufre y agua salada juega a dejar las ramas asomarse, además de lanzar, por aquí y por allí, algunas vetas más blancas para acabar de colorear la tiniebla. Tenebrae factae sunt, que decía aquel.
Yo pienso,
pero, ¿quién ha puesto todo esto aquí? Tienen su teléfono, por favor?
Realmente crees que podrías dejarte llevar por Caronte, va, sólo un poquito, a ver qué hay ahí abajo. Quizás sean los efectos de la narcosis por la profundidad. Notas el frío en tu barriga, la oscuridad, y miras arriba para comprobar que no estas soñando, que la vida sigue ahí arriba, el calor, la luz…
Estoy en el limbo!…
Quien no se esté acordando de las películas de Tim Burton ahora mismo, que levante la mano, y le envío más fotos… Tanto Burton, que lo sumergidos que estamos en esta escena nos llena de curiosidad y nos preparamos para bajar. En una posición determinada del cenote, a ‘orillas’ de esta inolvidable isla, nos agrupamos y, debido a la bajísima visibilidad que hay dentro de la nube, nos manteníamos casi en contacto físico mientras nos dejábamos caer al vacío.
La flotabilidad en el agua salina aumenta, y al entrar en ella habríamos de soltar todo el aire que teníamos en el chaleco para descender mejor. Las sensaciones al atravesar este nivel y las cosas que pueden verse ahí debajo son demasiado, así que quedan mejor descritas en el próximo capítulo; de momento un avance:
Ahora decidimos ir a la luz y escoger el camino de la vida: el ascenso… Llegamos a los árboles. Pero a ésto estuvimos de firmar con Caronte. :)
Ahora si podemos hacer comentarios y reirnos… y pensar que todo eso está ahí abajo. Ahí, en una charca. Nos preparamos para el siguiente cenote: Carwash. Un antiguo lavadero de coches. Agárrate, porque ésta vez atravesamos la nube… desde la misma superficie.
Tremendas imágenes. Sigue así. Un abrazo. La próxima aventura igual me da por acompañarte ;)
Temóon del Blues!! Te agradezco tanto tu comentario ;)
yo también buceé el casa cenote… el único que buceé… no lo comentamos, pero doy fe de cuanta hermosura… las fotos son brutales!!!
yo también vi ese cangrejo azul!!!